@RMezaS
Hace un mes, a través del Facebook, Jaime Vásquez lanzó a manera de ensayo, como quien no quiere la cosa, casi como jugando, la idea de un intercambio de libros, un préstamo solidario de excelentes obras. Ha decidido de esa manera desempolvar alguna joyitas de su biblioteca personal y ofrecer, para comenzar, «El pez en el agua» de Mario Vargas Llosa, por si fuera poco.
Desde entonces ya van como media docena de obras que ya están siendo leídas, o están por comenzar, por igual número de contactos del FB. Estos a su vez están comprometidos a devolverlos para que estas piezas literarias vayan a otras manos y así sucesivamente. Se desató una cadena muy buena y entusiasta de lectores. Y la idea es que se vuelva una especie de viral. Que otras personas de igual manera pongan otros títulos a consideración de otros lectores, y así, esto vaya creciendo como un río caudaloso que va arrasando la ignorancia en diferentes aspectos. Porque leer nos hace crecer como personas.
Pero yo resalto, además, que con esta cadena de libros, se rescata el valor de la palabra empeñada. Recibo un libro y me comprometo a devolverlo al final de la lectura. No hay documento firmado o garantía alguna, solo cuenta y vale la palabra. Eso ya es tremendo aporte. Honrar la palabra.
Para nuestro viaje, fuimos uno de los beneficiados con este gesto por la cultura y las letras. Nos acaban de entregar “El príncipe de los caimanes” de Santiago Roncagliolo, y vamos a disfrutarlo de principio a fin. Es más, ya hay personas en lista de espera por lo que comenzar y terminar en tiempo prudente es el compromiso de respeto a otro lector.
El fin de semana varias personas se han ido uniendo al grupo de manera espontánea, a través de un simple comentario o like, terminaron atrapados en esta curiosa y singular propuesta. Incluso, muchos, no comulgan en muchas cosas con las demás personas, pero eso es otro punto a resaltar, los libros unen, la literatura, la buena lectura congrega. Nos da argumentos para el debate alturado y decente.
Esta es una clara demostración que las redes sociales pueden ser usadas para cosas positivas y propositivas, que busquen que podamos ser mejores cada día. Porque en estos espacios virtuales se ven y se leen cada cosa, que uno incluso termina siendo arrastrado por este remolino inmundo. En esta coyuntura de campaña preelectoral eso se siente con mayor fuerza, y la verdad es decepcionante como se destila tanto odio a falta de recursos y argumentos. Por eso, considero, que esta propuesta que nació con Jaime, pero que ya está interiorizado en un importante grupo de personas, cae como anillo al dedo en estos tiempos.
Por eso, hacemos voto de que esto crezca más y más, que incluso podamos involucrar a nuestros hijos, con lecturas a su gusto y necesidad, que esto sea contagioso, se vuelva una epidemia, porque somos una región que necesita de este tipo de iniciativas e incentivos para que la lectura nos robe más tiempo que el mismo Facebook, el Twitter u otra de las tantas tentaciones que nos atrapan en el internet a diario. Por lo tanto, señoras y señores, está prohibido vacunarse contra esto.
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