ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
Alberto Chirif, acostumbrado a publicar sobre la época del caucho y de las propiedades de la yuca brava, ha tenido la hermosa idea de entregarnos -con la complicidad de Lluvia Editores- un trabajo de ejercicio de la memoria lleno de sentimentalismo. “De marocas y tombos calatos” tiene el subtítulo “Habla y jerga en Lima de medianos del siglo XX” y en sus más de 400 páginas nos explica las frases que eran comunes entre los limeños y que hoy han desaparecido, en su mayoría.
El libro, publicado en julio del 2021, nos traslada a los años 40 y 60 del siglo pasado, a través de frases oriundas y de origen fuera de Lima. No es únicamente una añoranza de los años vividos en la niñez y adolescencia sino una remembranza de lo que se vivía, y decía, en los barrios de la capital peruana. También es un recorrido por obras que han marcado a muchas generaciones y quizás ese sea uno de los ingredientes que se debe resaltar -como lectores- del trabajo de Chirif. Para entender la palabra “maroca”, por ejemplo, uno tiene que detenerse y recordar obras como “Un mundo para Julius”, “Barrio de broncas” y “En octubre no hay milagros” y de paso comprobar la genialidad e inmortalidad de autores como Alfredo Bryce Echenique, Juan Antonio Bravo y Oswaldo Reinoso. Todas las frases y palabras nos llevan a esas comprobaciones de la mano de los libros y sus autores. Además el libro te obliga a un ejercicio, que requiere más de un separador de página, maravilloso de leerlo consultando las primeras y últimas páginas donde están las abreviaturas y bibliografía. Ahí uno siente cómo se traslada al pasado reciente de la mano del libro y saborea su lectura.
Junto con las consultas bibliográficas uno no puede leer “De marocas y tombos calatos” sin escuchar los temas de Dámaso Pérez Prado o ir a la computadora para ver algunas escenas de “El llanero solitario”. Aparte que se comprueba la riqueza del habla peruana y el aporte del quechua a la vigencia del castellano. Más allá de recordar películas como “La última tentación de Cristo”, filmada por Martín Scorsese en 1988, nada menos que 40 años después que Nikos Kazantzakis publicara el texto, el libro de Chirif también nos lleva a recordar los cines de la época y provoca, en los que tenemos el vicio de leer y escribir, hacer un trabajo similar en cada región del país. No sólo Lima, pues.
Se podría continuar con ejemplos similares de libros, películas, frases revividas por Chirif gracias a su apego, desde muy niño, a la lectura, el cine y, sobretodo, el barrio. El agradecimiento a sus maestros, casi sin decirlo, está en todo el trabajo. Tanto así que una parte del título se lo debe a una frase repetida en las aulas por el maestro Luis Jaime Cisneros, que Alberto tuvo la suerte de tener entre sus formadores: “Porque no es lo mismo decir un policía desnudo que un tombo calato”, es la frase que repetía en las aulas don Jaime y a partir de allí desarrollaba los temas de su cátedra.
Finalmente, para los lectores y escribidores, queda la tarea de intentar en algún momento de la vida escribir sobre los términos y frases que marcaron la infancia y adolescencia, con los amigos que nos dejaron y con los que aún -a pesar del tiempo transcurrido- podemos (re)encontrarnos y hablar como si el tiempo, que nunca se detiene, no hubiera pasado. Ojalá todos pudieran acceder a un libro como el que nos entregó Alberto y disfrutar con su lectura como seguramente él disfrutó con su escritura.