ESCRIBE: Percy Vílchez Vela

* En Iquitos, en vez de perder el tiempo en tonterías y ridiculeces, de discutir sobre barcos y fundaciones, de gastar en figuras de la farándula, se debería crear el Centro de la Memoria viva de los Iquitos.En la calle Túpac Amaru de la actual San Joaquín de Omaguas hay una casa singular y única. Es una morada de madera, construida con gusto y gracia y pintada recientemente de blanco. En su interior hay un ambiente recoleto como si se tratara de una biblioteca claustral y silenciosa. Al pasar por la vereda uno puede ver libros, papeles varios o documentos. Para nosotros esa vivienda es el lugar más importante de ese poblado que en el pasado albergó a los sorprendentes y versátiles indios omaguas.

Porque esa casa es el lugar de la recuperación de la memoria de esos oriundos que desaparecieron como linaje, dejando importantes aportes a la historia regional. Esa morada no nació de la iniciativa de alguna autoridad regional o consistorial. Nació de la iniciativa de una empresaria emprendedora del rubro turístico. Silenciosos, subterráneos, algunos jóvenes del poblado acumulan datos sobre sus antepasados. No cobran ni un centavo por sus esfuerzos y están empeñados en recuperar la memoria del pasado indígena.

Los buenos ejemplos hay que imitarlos, vinieran de donde vinieran. En Iquitos, en vez de perder el tiempo en tonterías y ridiculeces, de discutir sobre barcos y fundaciones, de gastar en figuras de la farándula, se debería levantar una morada que guarde la memoria de los primeros moradores de esta isla, de los Iquitos de antes y de ahora. Para estar a tono con la historia de ese linaje esa morada se debería llamar “Casa del Sol” como llamaban ellos y ellas a la sede de culto al dios Puikumarick, una de las primeras divinidades autóctonas que protegió a Iquitos.

No hay que esperar, con los brazos cruzados y los ánimos caídos, que las autoridades inviertan en levantar esa morada del futuro. La iniciativa puede surgir de los empresarios privados, de los emprendedores que de todas maneras existen en Iquitos. Ese local sería ideal para preservar los logros de la cultura iquitense.

En Rioja, gracias a la iniciativa y la inversión privada, funciona el interesante Museo del Toé. En San Joaquin funciona la Casa Blanca o Centro de Recuperación de la Memoria de los Omagua. En Iquitos bien podría aparecer un Centro de la Memoria viva de los Iquitos.

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