Cuando una ciudadana anónima decide denunciar la corrupción afronta una vía crucis que puede acabar hasta con sus bienes y su vida. Es un laberinto que no se desea ni al peor enemigo. Todo es kafkiano me refiero al sinsentido, al absurdo. Que la vetusta burocracia mata las aspiraciones de una persona que desea un país normal o como dios manda, como dice el cenizo presidente de gobierno de este reino. Es lo que ha pasado en España a una persona por querer que las situaciones anómalas se ajusten a la legalidad hoy está pagando hasta con su patrimonio por denunciar a la mafia y al partido conservador que protege a esa pandilla de sinvergüenzas. ¿Es esto posible? Pareciera ser que el sistema legal no ampara a quien desea que las cosas funcionen correctamente, por el contrario, se le castiga. En este sentido, en España se está en la época de la carreta aunque presumen de otra cosa. El Estado jurídicamente construido con el andamiaje y retazos de una dictadura es muy opaco. Es de ver, oír y callar. Hay muchos claroscuros que benefician a aquellos viven de las ubres del Estado (más si son liberales y amigos de éstos). Es por eso que cualquier denuncia sobre la corrupción termine pagando quien lo denuncia. Es un error y un gran horror. Desgraciadamente, en estos treinta y pico años de democracia los viejos partidos políticos se han tapado unos a otros sus chanchullos. De una complicidad lamentable que no favorece al país. Es un Estado que privilegia zonas grises y de grandes agujeros. La ejemplaridad que debe tener todo funcionario público que se precie se lo pasa por el Arco del Triunfo, por ejemplo, un corrupto partido nacionalista y de derechas en Cataluña se une con un partido de izquierdas, republicano e independentista para las próximas elecciones ¿quién entiende ese matrimonio si no es sólo de conveniencia e interés? Ese partido de izquierdas no hace ascos a nada y sus líderes dejan mucho que desear. Es realmente decepcionante que no ilustre nada la vida pública. La persona que denunció la trama corrupta conocido como la trama Gurtel en un Ayuntamiento de Madrid está acosada por decenas de juicios (y sin dinero) y clamando justicia. Es una héroe anónima que el sistema la quiere sepultar. Aquí en la península Kafka se transformaría en un escritor costumbrista.
hola, realmente muy preocupante que un columnista, en este caso sr donayre kafka desde españa, no sepa escribir el femenino de héroe, como se vé en su articulo kafkiano…qué absurdo sr director de este periódico loretano…!!
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