Leía en las noticias de los diarios peruanos que un atleta nacido en Okinawa (Japón) había muerto misteriosamente mientras se bañaba en la piscina de un hotel en Arizona. Sus progenitores eran un estadounidense y una mujer peruana, su nombre David Torrence. Pero al margen de este triste fallecimiento, lo que quiero centrarme es en la vida, sí, en la vida de David, a quien solo conocí por los diarios. David contaba en su mochila con muchos pergaminos deportivos en los Estados Unidos de América, pero decidió correr por Perú ¿qué motivo esa elección?, ¿la patria de la madre? David buscó en su elección a un país difícil y complejo como es este país andino- amazónico, con una gramática emocional muy fuerte como podemos dar fe. En la foto que tengo delante está David corriendo con la camiseta peruana y con un rótulo pegado en el pecho con su apellido Torrence, las letras de su apellido son más grandes que la que dice Perú, estas aparecen tímidamente en la camiseta blanquirroja. El mira hacia el suelo pero con serenidad estoica como si estuviera consciente del duro reto que tiene que recorrer ¿Qué cosas se le pasaban por la cabeza en ese momento de la carrera?, ¿pensaría en una estrategia, cómo dosificar sus fuerzas y no le venga la pájara?, ¿en su decisión de correr con la casaquilla peruana (que no siempre es una decisión fácil)? Mientras que uno de sus rivales que viene detrás de él está mirando de frente y con un rostro que denotaba esfuerzo, parece un muchacho japonés. En una entrevista David señaló: “Quiero mostrarle al mundo que los peruanos pueden competir y ser los mejores del mundo”, ¿era solamente eso su motivación?, ¿fue un plus de autoestima que la población peruana necesita? Me parece que su decisión está al margen de una sola patria. Como estoico una decisión como la de David me entusiasma. Son de aquellas personas que no creen en una patria sino en que la patria es el mundo. Dejó su promisorio porvenir en Estados Unidos y corría por un país como Perú donde los deportes y los estudios son huérfanos de ayuda estatal. Todo un gesto de David.
P.D. F desde hace un tiempo me dice que quiere nacionalizarse peruana. Trato de persuadirla que no. Que no es el fácil ser peruana o peruano, le digo. Que llevamos muchos fantasmas sin exorcizar dentro, le comento tratando de disuadirla. Pero persiste y cada día debo elaborar una correosa respuesta.
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