La Puerta de San Andrés

Para un visitante que viene de las Américas el punto de inicio para conocer Trujillo sería, al menos para mí, la Puerta de San Andrés. Es una romería decretada de paso obligado. Porqué por esta puerta atravesaban quienes partían hacia el Nuevo Mundo, a las Américas. Es de un gran simbolismo, amén de los berrocales de alrededores. Traspasaban como hacemos muchos de los inmigrantes actuales por los arcos de seguridad de puertos y aeropuertos con las furias y las penas en las alforjas. Este dato histórico- geográfico me dio mi amiga Toñi Durán, una gran activista cultural y de la memoria de la ciudad de Pizarro, de su casa salí con varios libros bajo el brazo. Ella con otras personas escribió “Canto a Trujillo“, libro híbrido donde se fusiona la poesía, la historia y, como no, la fotografía; es una descripción del patrimonio monumental de esta ciudad. Ustedes pudieran imaginar lo que carga este portón de adioses, lágrimas [de madres, hermanas, novias y un largo etcétera] y demás emociones registradas en esta puerta de piedra, se contarían por millones y no paramos de contar. Seguro que hay muchas sales y mieles por eso mi sugerencia de entrar por él. Una vez que traspasas esa puerta, y completado este ritual, ingresas a hurgar el gran patrimonio cultural que tiene la ciudad de Trujillo, Cáceres en Extremadura. Es un viaje por las rendijas del tiempo. Añadir que esta puerta avisa de la visita de vuelta y que cierra el círculo del océano que dejamos de por medio, en fin, las cosas que se pudieran contar en este espacio/tiempo histórico. Un dato curioso es que en Truxillo las luces se las lleva Francisco Pizarro, casi todas y, seguro, que no les falta razón. Pero un personaje histórico tan importante como Francisco de Orellana los reflectores apenas le alumbran [sin querer fue absorbido por la invisibilidad del trópico húmedo]. A mí como amazónico me supo a poco esta marginalidad de Orellana. Hubiera que asediarlo más, me comentaba Magdalena Galiana Núñez, quien ha escrito una “Trujillo. Guía histórica y artística, Pizarro y Orellana”, es que hay poca información sobre noble extremeño y por eso ese serio déficit. Pero este dato nos debe espolear para seguir en la búsqueda de uno de los primeros narradores europeos que describe la floresta.

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