Perú cuenta con abundantes reservas de recursos minerales en su territorio, lo que lleva a un constante desarrollo de la industria minera en el país. Sin embargo, esta abundancia de valiosos recursos también atrae a grupos y organizaciones ilegales, dispuestos a la exploración y extracción minera sin licencia. Además de la pérdida económica debido al robo de mineral, también acarrea un impacto medioambiental negativo. En apenas 2 años, La Pampa, en la Reserva Nacional Tambopata (región de Madre de Dios), perdió más de 1.200 hectáreas densamente pobladas debido a la minería ilegal.
Fue entonces cuando el gobierno peruano decidió actuar contra ella por medio de la denominada Operación Mercurio. Gracias al análisis de imágenes históricas de satélite, se pudo disminuir más del 95% de la actividad minera ilegal en La Palma y en torno al 60% en todo el país. Gracias a una combinación de imágenes de satélite, bases de datos y análisis, es posible identificar y confirmar los lugares relacionados con la minería ilegal, especialmente ahora que la minería ilegal ha aumentado en tierras indígenas y protegidas.
Una parte importante de la destrucción de la Amazonia está ligada a los procesos mineros. Una de las técnicas usadas comienza con la draga de los ríos con bombas de succión. Estas bombas, por un lado, extraen sin control una mezcla cenagosa de limo y piedras en la que se encuentran pequeños trocitos de oro; por otro lado, causan erosionan los márgenes del río, las laderas y los bosques. Esta técnica ha sido usada de forma frecuente en La Pampa.
Otra técnica muy común es la de la minería de aluvión, fácilmente reconocible por el pozo que se va excavando, de gran radio. Estos pozos destruyen grandes áreas de selva y afectan a los corredores fluviales y los bosques, perturbando el ecosistema y dificultando la diversidad de especies, el almacenamiento de carbono en el suelo y el abastecimiento de las comunidades indígenas.
Uno de los problemas más graves en la extracción de oro es el uso de mercurio, que facilita la separación del oro del resto de tierra, arena y suciedad. A menudo, debido a la falta de seguridad y concienciación medioambiental, el mercurio acaba en ríos o bolsas subterráneas cercanas. El mercurio es altamente contaminante y afecta, primero, a los peces de la zona y luego, a quienes los consumen, sean animales o personas. Una dosis alta de mercurio puede provocar malformaciones congénitas y trastornos neurológicos en las personas que lo sufren.
La situación de otros países latinoamericanos
Un estudio reciente revela que en la suma de todos los países que albergan la Amazonia hay en torno a 250 áreas de prospección y extracción de minerales, diamantes o coltán.
Brasil
La minería ilegal es un grave problema en Brasil, afectando a 9 estados diferentes, casi todos ellos situados en la cuenca del Amazonas. Entre las zonas más conocidas por minería ilegal se encuentran las reservas indígenas de Yanomani y Munduruku, así como algunas ciudades de interior, como Itaituba y Jacareacanga. Se sospecha que en la reserva de Munduruku se han llegado a extraer hasta 30 toneladas de oro, casi un tercio de la producción declarada en todo el país.
Colombia
La Amazonia colombiana, que abarca aproximadamente el 6% del total, sufre actividad minera ilegal junto a los principales ríos del país, incluidos el Caquetá, el Guainía, el Inírida y el Putumayo. El Parque Nacional del Río Puré, que desemboca en el Caquetá ha sido la zona más afectada. De hecho, durante mucho tiempo apenas había vigilancia para impedir a las barcazas mineras entrar en esta zona protegida.
Venezuela
En los últimos años, más de 150.000 hectáreas de bosque se han perdido en la Amazonia venezolana, debido a la minería ilegal, la expansión agrícola y algunos incendios forestales. La mayor parte de la deforestación se concentra al sur del río Orinoco, en una región denominada como el Arco Minero del Orinoco, de 11 millones de hectáreas. Esta región, con múltiples áreas protegidas, se usa para minería por decreto del gobierno del país para promover la economía nacional.