Los hábiles y móviles muchachos de la Diresa inauguraron ayer su nuevo local para la preferente atención al público de costumbre. Se trata de un amplio local ubicado en el patio del hospital regional que tiene la forma de maloca, el techo es de palma, el cerco es de madera sin cepillar y el piso es de tierra removida. Allí están distribuidos los muebles, los equipos, los laboratorios y demás implementos para la vigilancia de la salud de los pobres usuarios. Allí están prohibidas las colas, los retrazos, las demoras. Nadie se queda sin la debida atención, pues los trabajadores y funcionarios de esa institución se esmeran como nunca para cumplir con cuidar la vida del prójimo.
El flamante local es el primero en su género luego de algunos meses de atención en el mismo patio del hospital regional. Como es sabido ese patio se convirtió en el lugar adecuado para iniciar la gran transformación de la Diresa. Allí aparecieron de pronto los muebles, los equipos, los laboratorios y demás implementos para la atención de los desesperados usuarios. La modernización decidida de esa entidad trajo como consecuencia que mejorara notoriamente el servicio de salud. El patio era un lugar más aireado, más libre, donde no cabían los males de siempre. Fue así como los usuarios, en un solo clamor, pidieron a quien correspondiera que nunca dejaran de atender en ese sitio.
Los funcionarios de la Diresa escucharon el unánime clamor de tantas personas y levantaron la maloca de la atención. En un afán de superar las expectativas de la población enferma, los actuales directivos de la famosa Diresa vienen planificando seguir modernizando el servicio. Así piensan atender en sus mismos domicilios a las personas. Es decir, se trata de anticiparse a la presencia de las enfermedades, postulando la sanidad integral como una norma perpetua.