Empezaré este artículo intentando explicar el desarrollo del sistema bancario en Iquitos hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Una de las características más importantes de nuestra ciudad durante este período fue el limitado desarrollo de la banca, tal y como es evidenciado por el bajo número de bancos y los reducidos niveles de servicios bancarios. Quizás la explicación más común es que las leyes bancarias en el Perú en aquella época eran muy restrictivas y establecieron altas barreras a la entrada y desincentivaron la formación de bancos y por ende la provisión de servicios bancarios. Este artículo, sin embargo, muestra que paulatinamente se fue desarrollando producto de la actividad económica que generaba la explotación del caucho, luego con la madera y el petróleo; así como con la expansión del comercio terminó siendo atractivo para que bancos europeos incursionen con subsidiarias en nuestra ciudad y a partir de la década del 30’ paulatinamente la banca nacional se instaló en nuestra ciudad. Y ya a inicios de la década del ‘60 se formó con bastante éxito un banco regional, que fuera muy bien aceptado por el ahorrista loretano.

La responsabilidad parcial del limitado desarrollo de la banca se pudo deber al lento crecimiento de la mayor parte de las actividades económicas en nuestra región, ya que solo un pequeño número de empresas tuvieron acceso a crédito bancario, lo cual generó una mayor desigualdad por sector económico y una excesiva concentración de los créditos en un mercado pequeño como el de Iquitos. Por lo tanto, si comprendemos los factores que impidieron el desarrollo de la banca en Loreto, podremos tener un mejor entendimiento de las tendencias de crecimiento económico en la región hacia finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX. Sin embargo, estos resultados no implican necesariamente que el sector bancario no haya tenido impacto alguno en el crecimiento económico de la región. De hecho, es propósito de este artículo determinar si tal impacto existió. En definitiva, es posible que los pocos bancos que se instalaron en Iquitos hubieran promovido significativamente el crecimiento económico de la región durante este período.

La banca se vió atraída hacia la Amazonia, como consecuencia de la entrada del caucho en la escena mundial. Esto sucede porque alrededor del año 1850 se descubre y se patenta el proceso de vulcanización permitiendo que el caucho se convierta en materia prima para fabricar otros productos. En ese momento surge la industria de automóvil, también las bicicletas, entonces el caucho toma una relevancia tremenda. Es por eso que los ojos se vuelcan a la Amazonia. “Madera que llora» es la traducción de la palabra indígena «Caucho», a fines del siglo XIX el caucho ocupó un lugar preponderante en el interés económico mundial y significó para Loreto una época de grandes exportaciones. Iquitos vió aparecer explotadores, patrones, regatones, y gente extraña que se dedicó a la extracción de este elemento natural. Las exportaciones de caucho de Loreto que en 1862 solo fueron de dos toneladas anuales, pasaron a finales de siglo a más de dos millones de toneladas anuales, y para el año 1910 esa cifra llegó a duplicarse.

Hombres de diferentes razas y naciones avanzaron en oleadas sucesivas y con empuje conquistador hacia el interior de la selva, pero no a lomo de caballo, ni con pistola como en el Oeste si no a remo de canoa o a hélice de motor y machete. Súbitamente se dió una invasión de gente extraña en la Amazonia, quienes por la fuerza ocuparon los márgenes de los ríos quitando a los naturales de sus asentamientos. La poca o ninguna presencia del Estado en Loreto propició que una nada natural «Ley de la Selva» se aposentara. Los indígenas fueron esclavizados. «Cuando el hombre, es decir, su condición humana no es respetada, cuando el bien común no es el objetivo, entonces toda empresa está destinada al fracaso» – «Si en la época del caucho un ser humano era una mercancía, entonces conviene recordarlo, históricamente, para que esto no ocurra otra vez».

Pero vale recordar que Jorge M. Von Hassel en su libro «La Industria Gomera en el Perú» hace un distingo entre el cauchero y el shiringuero. El primero corta los árboles para extraer la goma y así lo destruye, es un depredador neto, generalmente es peruano. El shiringuero abre la vena y extrae la savia y conserva la planta para que vuelva a producir, ese es generalmente brasileño…(no nos gusta reconocerlo pero así es)…¿El caucho fue una ilusión? Significó un auge ficticio que destacó en la urbe de Iquitos, alcanzando cumbres de desarrollo ostentoso, a menudo con topes de irrealidad, parámetros que eran absolutamente ajenos a la borrasca que vivieron hombres y mujeres esclavizados, etnias desaparecidas, un genocidio al que el propio gobierno daba la espalda.

Un símbolo del crecimiento económico de Iquitos en esa época es indudablemente el “Muelle de la Booth Líne»; que fue el primer puerto privado del país, ya que fue traído desde Europa, concretamente de Inglaterra, en plena época de apogeo del «Caucho», año 1906, debido a que el Estado peruano le otorgó a esta empresa británica la concesión por 25 años, este muelle se trajo para que la naviera pudiera realizar sus operaciones de carga y descarga con mayor seguridad y prontitud. Principalmente se exportaba caucho, tablones de madera, entre otros; y se traían de retorno maquinarias, herramientas de ferretería, textiles, muebles y todo tipo de productos de consumo masivo de Europa. El muelle flotante contaba con sus respectivos pontones y estaba implementado por unas grúas para poder contrarrestar el desnivel entre el río Amazonas y la superficie elevada en casi cinco metros de tierra firme, este muelle fue revertido al Estado en el año 1930.

Es propicio señalar que antes, en 1890, el gobierno central decidió tomar medidas estrictas para controlar el pago de impuestos y aranceles de los empresarios y comerciantes de nuestra región. De hecho sabemos que en 1885 se inauguró en Iquitos la Oficina de Recaudación, denominada después Compañía Recaudadora de Impuestos, y que más tarde se convirtió en la Caja de Depósitos y Consignaciones (AANC); la cual operó hasta el año 1963. Pocos años antes, en 1940 el Gobierno Central comenzó a hacer cumplir la Ley No 7904, la cual imponía un tributo sobre las propiedades anuales equivalentes al 7% de su renta anual; este impuesto fue aplicado de manera retroactiva y afectó a todos los fundos de las riberas de nuestros ríos. A consecuencia de estos gravámenes muchos dueños de fundos optaron por vender sus propiedades y abandonaron la región. Otros quedaron, pero vieron disminuir sus ganancias y por ende hubo poca o nada.

Definitivamente eran otros tiempos y el “Bank of London and South America Limited” que era una subsidiaria del “Bank of London» que se asoció con el «Banco de Montreal», (el Banco más antiguo del Canadá fundado en 1817), dicha fusión tenía como objeto crear sucursales donde existían economías sólidas, en América Latina, y nuestra «Isla Bonita” tuvo el privilegio que durante los primeros años del siglo XX, se abriera una sucursal de tan prestigiosa institución financiera, cuyo local estaba ubicado en el Malecón Tarapacá No 302, 308; esquina con Sargento Lores No 129; una casona de dos plantas , con cuatro puertas de ingreso en el primer piso con ochavo ornamentado por un balcón curvo y saliente, sostenido por una elaborada mensual, a ambos lados del balcón continúan otros. En la segunda planta cuenta con cuatro ventanas rectangulares ubicados simétricamente por la fachada que da a la calle Sargento Lores, estas cuentan con barandales de hierro forjado de muy alta calidad, tal como se aprecia en una de las fotografías que utilizo para ilustrar este artículo.

A fines del año 1911 se estableció en Iquitos una sucursal del Bank of London; esto trajo un bienvenido alivio a la comunidad comercial de la región, ya que realizaba transacciones financieras de carácter general, otorgando créditos a tasas fijas e introdujeron el sistema de cuentas corrientes, con uso de cheques personales, sin embargo el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 obligó a este banco a restringir sus actividades para impedir la fuga de capitales, proporcionando algún alivio a los empresarios; y garantizando de esta forma la circulación del dinero dentro de la región. La agencia de esta institución financiera de Iquitos fue cerrada en el año 1931, como consecuencia de la caída del comercio del caucho. A manera de reflexión quisiera decir que en la época del caucho, Iquitos llegó a ser más importante que Lima en dinamismo económico, nuestra «Isla Bonita» era una ciudad europea, porque teníamos conexión directa, con Londres, Nueva York, París, etc., por eso los loretanos tenemos que pensar como loretanos y no como limeños. Y dirigir nuestra mirada hacia el este, ya que nuestros ríos son nuestras carreteras y nuestra salida natural es por Brasil y Colombia.

A propósito de este último país, a partir del año 1933, en esta casona funcionó el Consulado de Colombia, que tenía como propósito de proteger, informar y velar por los intereses de los ciudadanos colombianos en los departamentos de Loreto, Amazonas y San Martín; y así mismo, orientar y colaborar con los Peruanos que deseaban visitar Colombia; ayudándoles en los trámites establecidos por las leyes colombianas. Dicha oficina tenía a su cargo diferentes trámites legales que colaboraban con cualquier colombiano o extranjero a contar con los documentos y trámites correspondientes a cada país. Actualmente en este predio funciona un Instituto de enseñanza del Inglés y parte de ella que va por Sargento Lores es un almacén de embargo y remate de bienes de la SUNAT. Las finanzas en la región Loreto, fueron importantes dentro de la economía de la época, y se centraron en las decisiones de inversión y obtención de recursos financieros, es decir, de financiación, por parte tanto de las empresas, como de las personas a título individual.

Es así, como en Iquitos a finales de la década del 20’ se instaló el poderoso Banco Alemán Trasatlántico (Deutsche Überseeische Bank). Este estaba ubicada en la calle Ramirez Hurtado (entre Ricardo Palma y San Martín), en un predio de propiedad de nuestro alcalde alemán. Emilio Strassberger, quien fue “designado a dedo” como alcalde de la ciudad, hasta por dos periodos (1912-1914 y 1924-1925); mientras ejercía el cargo de “Cónsul de Alemania” y administraba la agencia de Iquitos de la “Gran Empresa Wesche & Cía.”, y era representante de este banco; esta institución financiera germana vió como prosperaron sus negocios. Y es que durante el nazismo, este banco se encargó de transferir fondos económicos para los simpatizantes del bando beligerante del “EJE”; y colaboraron con la Alemania de Hitler bajo un lema: “son sólo negocios”. Inclusive llegó a financiar la compra por parte de la Compañía de Bomberos Amazonense No. 1 su primer carro de bomberos de la ciudad por 6,315.00 dólares, un «Jeep Bomba de Incendio Willys» el que llegó a Iquitos en el vapor inglés “VELOZ”, propiedad de la Cía. Booth. y hasta el día de hoy se encuentra operativo en la ciudad de Requena.

Un banco, como cualquier otro tipo de firma, responde a su deseo por maximizar beneficios. Esto es cierto ahora, como lo fue en la época del boom del caucho. De otra manera, los bancos privados difícilmente hubieran venido a Iquitos. Una muestra de esto, es que entre 1910 y 1930, se instalaron en Iquitos los primeros bancos, casi 90 años después de nuestra independencia. Estos dinamizaron el sistema de pagos y pusieron en circulación un monto de medios de pago más de tres veces superior a lo que circulaba hacia finales del siglo XIX. Sin embargo, su función como intermediarios de crédito fue menos apreciada. Las tasas de interés nominales llegaban a valores de 12% anuales en 1925. Los créditos a comerciantes y agricultores eran escasos y las operaciones de transformación de liquidez se concentraban principalmente en la explotación del caucho y la madera respaldados en una captación de máximo 90 días y poco descuento de títulos de la deuda privada.

Como vimos el sistema bancario en Loreto tiene sus orígenes en los tiempos de la bonanza del caucho, pues la fundación de los primeros bancos se asoció a la canalización de capitales orientados al negocio del caucho y a la madera, así como a la concesión de algunos créditos o colocación de capitales en el extranjero (básicamente Europa), por parte de los empresarios (consignatarios); del caucho. No es por casualidad que encontremos entre los miembros de los directorios de estos bancos encontremos los nombres de estos consignatarios. La solidez del “Bank of London” y el “Deutsche Überseeische Bank” se puso a prueba cuando estalló la crisis financiera mundial de 1929 que, como sabemos, significó la virtual quiebra de la Bolsa de Valores de Nueva York. En el Perú, mientras unos bancos desaparecían o se fusionaban, en Iquitos estos dos bancos europeos no solo siguieron funcionando sino que se adaptaron a la reforma del sistema financiero y bancario que hizo el Estado peruano en 1931; por ejemplo, la obligación de realizar el “encaje” bancario en el Banco Central de Reserva y someterse al férreo control de la recién creada Superintendencia de Banca y Seguros.

A propósito de ello, recién en el año 1922 se aprobó en el Perú el funcionamiento de un Banco de Reserva para organizar el sistema crediticio y la emisión monetaria. Es a partir de este momento que recién se puede hablar de una moneda nacional en el Perú. Su capital inicial fue de 2 millones de libras peruanas y su directorio lo formaban siete miembros: tres elegidos por los bancos, uno como defensor de los intereses extranjeros y tres nombrados por el gobierno. Además de tener total independencia del Ejecutivo, debía emitir billetes respaldados por oro físico, fondos efectivos en dólares y en libras esterlinas, no menores del 50% del monto de dichos billetes. Por último debía atender imposiciones de cuenta corriente de los accionistas y del gobierno, actuaría como Caja de Depósitos, podría aceptar depósitos del público pero sin intereses y negociar en moneda extranjera de oro u oro físico, además establecer los tipos de descuento. Posteriormente en el año 1931 se crea el “Banco Central de Reserva”, que tiene como función la de mantener la estabilidad monetaria y regular el circulante, función que no tenía el Banco de reserva de 1922. Se creó así el mecanismo para que el gobierno pudiera manejar la política bancaria y el control o devaluación del tipo de cambio.

Un problema recurrente en la economía de Loreto era la escasez de capital, durante la época del caucho las fuentes más importantes de capital fueron los bancos mercantiles europeos. A excepción de los dos bancos extranjeros fundados referidos líneas arriba en este artículo durante el periodo de finales del siglo XIX y principios del XX, no se constituyó ningún otro banco en nuestra ciudad. La Segunda Guerra Mundial reactivó el comercio de Loreto y por un tiempo se pudo contar fuentes de capital extranjero y nacional. Fue alrededor de esta época cuando se fundó la “Corporación Peruana del Amazonas” para otorgar préstamos a los extractores de caucho, y fue cuando abrieron en Iquitos los primeros bancos comerciales limeños. El Banco Popular (1938), y el Banco de Crédito (1943). Sin embargo estos bancos comerciales no tenían interés de invertir en Loreto, ya que lejos de fortalecer nuestras finanzas, contribuyeron a debilitarlas; en vez de traer nuevos recursos, contribuyeron en llevarse nuestros ahorros. Es así que entre los años 1943 – 1961 los préstamos que otorgaron estos bancos representaron sólo el 43% de los ahorros que captaron localmente.

Con la decadencia de las exportaciones en la década del 50’ la economía de Loreto entró en un periodo de contracción, por una escasez de capital. Fue en estas circunstancias que, en 1962, un grupo de empresarios de Iquitos decidió fundar el “Banco Amazónico” con un capital de solo US$ 373,000. Este banco se fundó aprovechando la legislación promulgada en años anteriores por el presidente Manuel Prado, la cual favorecía el establecimiento de bancos regionales. Los fundadores del Banco tenían interés en atraer y retener los ahorros de la región para así crear una nueva fuente de financiamiento, este objetivo se expresaba en el lema del banco; “El Dinero de la Amazonia para la Región Amazónica”. El Banco Amazónico tuvo un éxito inmediato, confirmando así que sus fundadores tenían razón sobre la necesidad de un banco regional. Solo un año después de abrir sus puertas este banco llegó a controlar el 23% de los ahorros y el 44% de los préstamos de la región; hacia 1969, estas cifras se habían incrementado hasta el 40% y 50% respectivamente. Llegando a habría sucursales o agencias no sólo en Loreto, si no también en San Martín, Ucayali, Amazonas, Huanuco y Lima.

Pero el Banco Amazónico actuó en función de los intereses de un grupo de elite de empresarios de Iquitos, de esta manera, la mayor parte de los créditos con intereses preferenciales incluidos fueron destinados a la industria de la madera, alimentaria y de construcción fluvial; que para el año 1979 representaba el 79% de la cartera de créditos. Esto hizo que quienes criticaban a este banco cambiaran el lema sarcásticamente a “El Dinero de la Amazonia para la Burguesía Amazónica”. A principios de la década del 80’ el banco se encontró con una pesada cartera de deudas, la mayor parte de las cuales correspondía a sus propios accionistas, quienes no sentían ningún apuro en pagar sus préstamos. El gobierno trató infructuosamente de evitar la quiebra del banco, inclusive aportando fondos públicos a través de la “CORDELOR” (Gobierno Regional de ese entonces), pero esto no bastó para evitar el colapso del banco. Y en enero de 1986 la Superintendencia de Banca decidió tomar el control del Banco Amazónico. Luego fue absorbido por un conocido banco comercial a nivel nacional.

Es así como hace 27 Años, el Banco Continental se fusionó con varios Bancos Regionales siendo uno de ellos el Banco Amazónico; Institución financiera que en su época de gloria lideraba la banca y finanzas en gran parte de la Amazonia peruana (Iquitos, Yurimaguas, Pucallpa, Tarapoto, Moyobamba, Tingo María, etc.), apoyó bastante a pequeños y medianos empresarios, la gente con raíces selváticas se sentía representada y se volvió cliente fidelizado. Para el Banco Continental fue lo mejor que le podría haber pasado, lidera el negocio bancario en las mejores plazas de la selva, inclusive hasta hoy tiene entre activos y pasivos un 35% de participación de mercado en Iquitos siendo su bastión y buque insignia. En Iquitos como banco es el único que mantiene una gerencia de Banca Empresas, dentro de su equipo de gestión todavía se encuentran empleados y funcionarios de la época del Banco Amazónico que siguen aportando a la oficina por su alto grado de vinculación, amistad y trato con los clientes, tema importante para el éxito de un negocio de servicios financieros. Iquitos le ha dado buenas satisfacciones, teniendo tres oficinas Iquitos (Sargento Lores); San Juan y Belén, así como cajeros en diversos puntos de la ciudad.

Recién en la década del ‘60 se instala en nuestra ciudad la Cooperativa Fatima Ltda frente a la plaza 28 de Julio, Institución de Intermediación Financiera que ofrecía los mejores servicios en cuanto a créditos y caja de ahorro, y tenía como función incentivar el ahorro y promover las microfinanzas como una contribución a la mejora de la calidad de vida de sus asociados. A principios de la década del ‘80 se instala en Iquitos una sucursal del Banco Industrial del Perú, que funcionaba en la segunda cuadra del jr. Próspero; en esa misma década se constituye la Mutual Loreto en la esquina de Próspero con Ucayali y luego pasó a ser Caja Municipal de Ahorro y Crédito de Maynas, destinada a impulsar las microfinanzas en la región. En la década del ‘90 se instalaron sucursales del Interbank y el Banco Wiese Ltdo. luego llamado Wiese-Sudameris y actualmente Scotiabank. Hacia finales del siglo XX tomó fuerza las instituciones financieras especializadas en Microfinanzas y con ello llegaron el Banco de Trabajo, ahora CrediScotia, MiBanco y BanBif. Pero eso ya corresponde a la Banca moderna y a la que denominamos negocio de intermediación financiera; pero lo que si nos debe quedar claro, es que el desarrollo bancario era muy elevado desde que los bancos europeos se instalaron en Iquitos a principios del siglo XX. Y que si cualquiera de estos banqueros de esa época, se pasara por una de nuestras sucursales actuales podría extrañarse de los sistemas informáticos pero, en ningún caso, de las operaciones realizadas.

Un tema que no podemos dejar de lado, es la ubicación geográfica de Iquitos y lo complicado de la logística. La banca cumple un rol muy importante en la inclusión financiera sobre todo en zonas como la nuestra, también por las experiencias recientes como el fenómeno del Niño que altera todo el ciclo en los negocios, en especial de nuestra región, la banca debe tener y otorgar planes de pago especiales a sus clientes que obtienen créditos a fin de que no afecten su historial y récord crediticio. Hacer que sus ejecutivos participen por ejemplo en las reuniones de la Cámara de Comercio a fin de aportar o comentar las espectativas que tienen sus instituciones sobre la situación económica, financiera y social de la región Loreto, es importante escuchar su voz; porque una región no se desarrolla sin el apoyo del sistema financiero.