El tiempo ha pasado desde la renuncia al premiarato del señor César Villanueva. Y ahora nadie recuerda ya sus acciones u omisiones. Es decir, el largo olvido ha envuelto a ese funcionario que en tantos meses no demostró ninguna simpatía por la región que lo vio nacer. Su gestión fue sin pena ni gloria y ahora sufre la furia del olvido.