[Por: Gerald Rodríguez].
La mejor imagen de una ciudad o un país no solo es la infraestructura que lo hermosea, o el calor de su gente, sino también a ella se apoya su cultura, la expresión artística de su gente, su visión que tenga del mundo y su sentido crítico de la vida y su tiempo. Esto lo transcribe en un lenguaje que llegue al pueblo, pero aquel sentido crítico de la vida y el tiempo ha ido perdiéndose en la cultura limeña y peruana hasta el extremo de llamar arte al escándalo, artistas a los personajes mediático y cultura a la farándula.
Entre los últimos días del mes de julio se ha llevado a cabo la feria internacional de libro de Lima, y todavía lo que queda de aquella pobre y tristísima feria no es el ímpetu de sus participantes y visitantes que fueron a buscar un buen libro, sino que la decepción se ha envuelto en un espasmo de aburrimiento y falta de seriedad de los organizadores para haber puesto en el centro del evento la presentación del libro de la ya conocida “Tigresa del oriente”. Dicho libro rescata su biografía y levanta vuelo en el llamado “éxito de su vida”. Su participación mediática y satírica en la televisión ha hecho de ella toda una personaje llamada “artista”, que ahora el comité encargado de la feria ha visto en la pucalpina, y en su publicación, un gran éxito de ventas como testimonio de éxito del alguien que ha surgido y que se ha hecho famosa desde abajo gracias a la farándula limeña y a los que consumen televisión basura.
No puedo dejar de creer que una actividad que marca la diferencia de lo burdo, lo bajo y de los más subdesarrollado como es la venta y promoción de libros, la presentaciones de verdaderos artistas de la palabra pudiera haber caído tan bajo, rebajando las anteriores ferias donde un Mario Vargas Llosa daba un gran honor y realce a la actividad. Solo en el Perú y en Lima se cree que la expectativa de una feria de libro puede llegar a tener éxito si se atrae a los dueños del show y el escándalo televisivo, a los más visitados de you tube y a los que siendo un día pobre ahora lograron la fama y el éxito por salir en televisión. La miseria de los demás es consuelo de los otros, y que solo con escándalo se puede llegar a tener éxito.
Una feria de Bogotá, Guadalajara, Frankfurt, no puede medirse con esta feria penosa, que aunque hubiera mostrado algún escritor joven o de bajo vuelo para marketearlo, hubiese sido más heroico y con sentido que haberse involucrado en lo mediático y la farándula con sus seres que solo pertenecen a ese reino.