En la esquina de las calles Arica y Morona atiende esta semana el alcalde Francisco Sanjurjo. Desde que ingresó a la gestión edil el citado dejó a un lado su oficina y se dedicó a frecuentar diferentes calles para atender personalmente a todo aquel que necesitaba hacer una gestión consistorial. Primero eligió el patio del municipio de Maynas para poner su mesa de bodeguero y así, al aire libre, soportando el fuerte sol y esperando torrencial lluvia, atendió a desconcertados ciudadanos. Luego puso su mesa en plena plaza Sargento Lores y allí soporto una larga cola que se iba de un lado a otro antes de perderse por la calle Echenique. Después arribó a la esquina de San Martín con Huallaga y nunca más volvió a su oficina y de tal manera que el alcalde atiende en cualquier parte y a cualquier hora.
Los momentos más difíciles son cuando se va al puerto de Belén y alquila una canoa ovada y ligera y así, remando con prisa, va de lugar en lugar atendiendo a las personas que quieren algo del municipio. En ese viaje por el Amazonas y el Itaya el alcalde se mete a la zona rural y allí mismo desembarca y atiende a los demás rodeado de árboles y de pájaros. En ocasiones se interna en el bosque y consigue arribar a una restinga donde arma su carpa de atención. Pero las personas no aparecen por ningún lado y el alcalde se queda días y días sin atender a nadie. Luego sale del monte y se va a la frontera a buscar a los pueblos más olvidados. Las visitas le han dado un aura legendario y convirtieron al alcalde en un verdadero héroe.
Desde luego, sus más cercanos colaboradores no saben qué hacer para evitar ese tipo de atención. Lo peor ocurre cuando el alcalde de Maynas, sin medir las consecuencias, se va a Lima y en plena plaza San Martín atiende a algunas personas. Ello le ha hecho perder la perspectiva y muchas veces se muestra protestando contra otras gestiones ediles. Se espera que pronto el alcalde vuelva a su oficina para atender desde allí a las personas interesadas en los servicios municipales.