El exalcalde de Maynas, Jorge Samuel Chávez Sibina, no participa como candidato en las elecciones de este año pero va estar presente en el proceso. Al menos eso se puede concluir de sus esporádicas apariciones en algunos medios de comunicación y en sus constantes citas al Poder Judicial. En el primero de los casos siempre se refiere a que cualquier tiempo pasado fue mejor y añora en cierta manera los años en que fue alcalde y también congresista de la República y tenía cierta injerencia en el escenario local y nacional. En el segundo de los casos su presencia en los pasillos del Poder Judicial responde a un tema si bien es cierto lamentable pero mínimo si tenemos en cuenta el monto por el que se le acusa y la utilización de fondos públicos de una manera irresponsable, es verdad, pero que no resistiría mayor análisis doloso.
Escuchar a Chávez Sibina siempre es interesante porque allá por los primeros años de la década del noventa apareció en la escena pública oponiéndose a las acciones de su aliado electoral Silfo Alván del Castillo, con quien llegó a la Municipalidad Provincial de Maynas y -como muchos antes que llegaron como él- se convirtió en tenaz opositor de su aliado a tal punto que cuando «El tigre» viajaba en misión de servicio fuera de Iquitos no le dejaba ni siquiera la llave de las oficinas de Alcaldía. Los silfistas y acciopopulistas que le acompañaban en la gestión lo veían con malos ojos y como un traidor hasta que en julio de 1992 una repentina enfermedad provocó la muerte de Silfo y Jorge Samuel se convirtió de la noche a la mañana en el respetado personaje de los pasillos municipales. Como tantos otros, una vez saboreado el poder intentó mantenerlo y quiso ser elegido alcalde inmediatamente pero fue la experiencia y sapiencia del tío Joaquín que le impidió continuar en el cargo. Pero la derrota le enseñó y la elección siguiente logró su propósito derrotando a Iván Vásquez Valera, quien ya para ese entonces iniciaba una carrera política que le ha llevado a una vigencia inusitada en los siguientes años hasta la actualidad.
Hoy la presencia electoral de JChS es nula. Nueva Amazonía, que fundó para lograr sus propósitos políticos no tiene ni siquiera local. Los militantes que alguna vez carnetizó se han esfumado lentamente y migrado a otros grupos porque así como él se empeñó en fortalecer su movimiento mientras tenías puestos que repartir y migajas del poder que disfrutar también provocó el éxodo de sus allegados porque sus proyecciones estaban sujetas a la presencia en los organismos estatales y cuando éstas se diluyeron también se fueron los simpatizantes. Siempre será una incógnita el saber por qué Jorge Samuel desperdició la oportunidad de mantenerse vigente en el escenario político local. Unos dicen que fue en el momento que negociaba su inclusión en las listas parlamentarias en Lima sin importarle sus bases y las de los grupos con los que se alineaba. Otros dicen que mantener un movimiento es muy costoso y cuando se deja el poder los amigos financistas se van como vinieron. Algunos afirman que los juicios que duran hasta hoy y los fracasos electorales de los últimos procesos en los que participó le han provocado desazón. Puede ser uno de ellos o todos a la vez. Pero la conclusión, por lo menos periodística, de su actual situación es que desperdició las oportunidades para consolidar su organización por sus intereses personales.
«Mínimo monto por el que se le acusa». Aquí la escala de valores están invertidos. Señor, robar un sol o millones de soles, el acto es el robo y está penalizado… y eso es lo que se castiga, sino los jueces tendrían una tabla con el monto y la sanción que corresponde.
En el Perú se acostumbra decir, que no es mucho lo que ha robado y mas aún si se trata de la administración pública, el ladrón dice que ese dinero no tiene dueño. Increíble no?.
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