Artillería fija
El congresista Juan Carlos del Aguila, de vez en cuando, cada vez que puede o quiere, critica la gestión de Adela Jiménez. Ello es una artillería fija, dirigida con intención, porque el citado no se atreve a decir nada con respecto a la gestión de Fernando Meléndez. En todo este tiempo no hemos escuchado nada de nada contra esa administración que tiene muchos defectos. Ello indica que el parlamentario fujimorista mira por el ojo de una cerradura. Algo que está mal.
Katherine López y Andrés Ferreira
Una mujer como Katherine López, regidora de la MPM tiene un comportamiento diferente a su colega Andrés Ferreira Macedo. Una dijo que cuando pidió explicaciones al profesor Elisban Ochoa sobre las últimas alianzas electorales, el líder de Mi Loreto le dijo que “si es posible nos unimos al diablo para ganar las elecciones de octubre”. Esto lo contó el periodista Salvador Lavado hace algunos días. Cuando López escuchó esto decidió salir de Mi Loreto. Mientras que el regidor Andrés Ferreira ha tratado infructuosamente de explicar los acuerdos de Elisbán. Qué diferencia. Y es que cuando se ha nacido para esclavo no hay “Ramón Castilla” que haga cambiar. Seguiremos esperando que el regidor Ferreira haga lo que toda persona con algo de dignidad haría. Sentamos en malva pero esperamos.
Otra artillería fija
Por su parte la congresista Tamar Arimborgo, de vez en cuando, cada vez que puede o quiere, suele criticar la gestión de Fernando Meléndez. Ello también es una artillería fija, dirigida con intención, porque no se atreve a decir nada con respecto a la gestión de Adela Jiménez. Así la parlamentaria fujimorista también mira por el ojo de una cerradura y calla cuando debería hablar. Nos parece mal esa actitud porque nos priva de la crítica a una gestión municipal que deja mucho que desear.
Dimes y diretes
La alcaldesa de Maynas, Adela Jiménez, ha salido al frente a responder a la señora Rosío Torres. Ella pide respeto a la mujer del gobernador y al parecer amabas damas se han embarcado en una jornada de dimes y diretes, de mutuas puyas y de frases subidas de tono. Todo ello dentro de la vorágine electoral del presente. Esperamos que las aguas se calmen y ambas damas fumen la pipa de la paz y hablen mejor con acciones tendientes a mejorar el aspecto de la ciudad. Los líos están demás, por supuesto.
Alerta por el agua
El precio mensual del agua se incrementará de un momento a otro, dijo el jefe de Sedapal. Aunque ello es válido por el momento para Lima y Callao no dejará de tener su repercusión entre nosotros, los de la remota provincia. El problema es grave teniendo en cuenta que el incremento no traerá mejoras en el servicio diario. El agua potable costará más, pero igual llegará a cuentagotas o no llegará nunca a los hogares de esta parte del país.
Creciente a la vista
La creciente de todos los años, la creciente de siempre, ya está entre nosotros. En estos días aparecen advertencias sobre la presencia de ese fenómeno fluvial y vienen las peticiones, los reclamos para las ayudas pertinentes. Es decir, como siempre, las autoridades esperan en sus despachos que las cosas lleguen a un punto de drama para recién tomar sus medidas. Ello es algo que se repite como un estribillo cansante y hace que la inundación sea una tragedia y no un hecho controlado.
Otro disturbio
Los moradores de la quinta cuadra de la calle Sargento Lores se oponen a las obras de la municipalidad de Maynas. Ese tipo de actitudes ya se ha hecho costumbre entre como si nos gustara armar disturbio y alboroto. La alcaldesa ha declarado que los que protestan son extorsionadores. El lío ya se armó y ahora será difícil llegar a un acuerdo. Es una lástima que ello ocurra cuando se trata de hacer algo por el beneficio de la ciudad.
Fantasmas por caja
En la obra del hospital regional de Iquitos pululan ánimas, espíritus, fantasmas. Todo no pasaría de ser una noticia de la otra dimensión, de la presencia de seres del más allá, pero ocurre que esos personajes de las sombras pasan por caja. Es decir, cobran mensualmente como si fueran trabajadores convencionales. O sea que los fantasmas tienen billetera y gastan sus ingresos como simples mortales, como si estuvieran vivos. Se espera que pronto la planilla borrará esos personajes y así la obra continuará pagando a los trabajadores de verdad.