Malos con los bomberos
Lo que dejó la Bomberotón es un sinsabor, sobre todo en algunos integrantes de las diversas Compañías existentes en nuestra ciudad. La frustración se reflejó en el rostro de estos hombres y mujeres de rojo, que abrazaban alguna esperanza de que este año, la respuesta iba a ser más generosa por parte de la población. Lamentablemente, las cosas no han salido como se esperaba. El esfuerzo estuvo ahí, pero… no le encontramos explicación a la actitud de indiferencia hacia los bomberos.
Insensibles e irresponsables
Qué nos pasa como sociedad iquiteña. Ya sabemos que como país estamos entre las patas de un borrego, pero esto más que con temas políticos tiene que ver con lo vecinal, con lo ciudadano, con lo doméstico de una ciudad cuyos bomberos tiene serias carencias y necesidades. Tiene que ver con la identificación y la solidaridad entre y para los que vivimos en la capital loretana. Antes del viernes decíamos, sí ayudamos a los bomberos nos ayudamos nosotros mismos. Pero, hoy lunes, con impotencia solo nos queda expresar que le dimos la espalda a nuestra propia seguridad. Ahora queremos ver cómo se quejan cuando se presenta un incendio y las unidades lleguen tarde y con los voluntarios mal implementados.
Esperando del otro
Creo que más vivimos pendiente en lo que el otro puede o no hacer en la sociedad. Estamos en la eterna espera de ver que hacen los demás y de eso dependerá nuestra reacción personal. Lo ideal sería que cada quien ponga de su parte, sin esperar reconocimientos y sin el afán de competir con los demás. Solo así, la suma de esos esfuerzos individuales permitirá levantar una montaña de cosas concretas y positivas que servirá a todos en general.
Mala actitud
31 mil soles cuando la meta era de 200 mil en una población iquiteña de 500 mil habitantes aproximadamente, significa ¿qué? Pues que somos unos perfectos mezquinos, mishicos con nosotros mismos. El colmo de los colmos es que ni nuestra seguridad en casos de incendios nos preocupa. La población que espera que las autoridades lo hagan todo, y estas que, muchas veces, no son capaces de hacer nada. Bajo esa premisa que la próxima creciente nos lleve a todos.
Ojo con el jueves
El jueves se define la situación política del país y todo hace indicar que el pleno del Congreso se inclinará por reafirmar la vacancia de Pedro Pablo Kuczynski, como presidente de la república. Sin duda una semana de las más complicadas y delicadas que ha vivido el país. Realmente la atención y tensión de los peruanos estará en aquella jornada en el hemiciclo. A estar atentos y vigilantes.
La jugada de los ppkausas
En este escenario tremendamente complicado y de crisis hay varias posibilidades que se pueden presentar para el Perú. La primera probabilidad es que Martín Vizcarra asuma como Jefe de Estado. Pero se sabe que en el interior del partido de PPK están cocinando la posibilidad que Mercedes Araoz sea la sucesora de Kuczynski en Palacio de Gobierno.
Ni el uno, ni el otro
Pero también podría darse la figura que ninguno de los dos vice presidentes acepte asumir como Jefe de Estado, y entonces el cargo recaería por el que decida el Congreso de la República, lo más lógico sería que el presidente del Legislativo asuma el Ejecutivo. Solo que tendrá la responsabilidad de convocar máximo en un año, a nuevas elecciones generales. Es decir, para presidente de la república y para congresistas. Entonces, ahí se presentaría lo que incluso en protestas callejeras y en las redes sociales se ha venido dando el fin de semana, el pedido de que todos se vayan a su casa. Y haya lo más pronto posible la posibilidad de elegir un nuevo presidente y nuevos 130 congresistas.
De recreo
Con todo este laberinto desatado entre el Legislativo y el Ejecutivo y que tiene el país en la estabilidad de una tela de araña, los que tan pasando piola son las autoridades regionales y locales. Con ellos no es la cosa. Están más metidos en sus campañas o movidas para impulsar sus organizaciones regionales. Y eso contradice con lo que se vive en el día a día en todas las provincias y distritos de la región Loreto. Los problemas de siempre están ahí, pero las autoridades están en la luna de Paita.