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Proclamando la inocencia
El señor César Villanueva se ha atrincherado en su rotundo no. Dice en todos los tonos y todos los idiomas que es inocente y que nunca recibió ni un centavo de la corruptora empresa brasileña. Pero todo no puede quedar en simples palabras. El acusado tiene que demostrar su inocencia con datos, con pruebas, con cifras. Entonces se requiere de una investigación profunda para determinar el papel que cumplió ese amazónico que en algún momento accedió al alto poder oficial y que estaba fundando su propio partido para buscar la conquista de la presidencia. Nada más ni nada menos.
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Vergüenza cívica
Sorprende que en estos momentos se encuentre en nada los claros ejemplos de corrupción que tienen que ver con Odebrecht. Se barajan algunos nombres de autoridades que en su momento pudieron tener relación y contacto con las coimas y los sobornos. Se conocen apodos o apelativos que se solían poner a lo que iban a recibir el dinero sucio. Se sabe tantas cosas pero no se hace nada para continuar con las investigaciones y determinar la verdad. A ese paso la corrupción del pasado reciente, esa corrupción que tuvo que ver con algunas obras inútiles, corre el riesgo de quedar impune. Algo que nadie de nosotros debería aceptar. Porque es una vergüenza cívica, una desgracia pública.
Protección para fiscal
Lo que son las cosas entre nosotros. Un fiscal que sancionó por el daño ambiental a una conocida empresa tiene ahora que ser protegido para evitar cualquier atentado contra su vida. Así las cosas es entonces como si viviéramos entre sicarios o ajustadores de cuentas que andan sueltos y con capacidad de hacer daño. Estamos tan mal que implantar la justicia, cobrar lo justo según los daños practicados, es motivo de reacción de ciertos sectores que se sienten agredidos y que reaccionan de mala manera. Es como si quisieran hacer justicia con sus propias manos en una clara muestra de furia y violencia que no cabe en una sociedad democrática que aspira a ser justa.
Examen en la Corte
Esperamos que la reciente evaluación a la Corte Superior de Justicia de Loreto se haya realizado de la manera más transparente. Esperamos que ese examen haya contemplado ese punto neurálgico que tiene que ver con los malos manejos o la corrupción de ese poder local. Una evaluación de nivel a esa institución no puede ser una simple emisión de preguntas sobre esto o lo otro. Se trata de otra cosa. Se trata de obtener una nota aprobatoria con conductas impecables en aras de la defensa de la justicia en la región. Y la corrupción de jueces y fiscales es un hecho evidente que debe ser erradicado en al término de la distancia.
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