Sanción a candidato   

Epifanio Flores.

El ciudadano Epifanio Flores, hombre con una serie de entripados en su contra, varón que no tiene las manos limpias desde hace tiempo, debería ser sancionado drásticamente. Por haber azuzado a sus huestes en Requena para que hagan actos violentos. La disculpa para ese estallido fue un supuesto fraude en las recientes elecciones. No hay pruebas fehacientes de ello y, sin embargo, se empleó el vandalismo indiscriminado con uso de armas de fuego y otras formas de violencia.  Por esa razón ese candidato perdedor debe responder ante la justicia de inmediato. Caso contrario, todo quedará en nada y los heridos, y las victimas serán en vano.

Lamentable violencia

Los lamentables sucesos violentos de Requena empañan las recientes elecciones. El hecho de que hubo 16 heridos dice mucho del vandalismo que se desató y que debe ser castigado en el acto. Se creía hasta hace poco que la violencia estaba ya desterrada de la justa electoral. Pero de repente estalló esa violencia en la provincia cercana, oscureciendo el voto y cuestionando la falta de seguridad. La justicia debe intervenir ya para sancionar a los responsables de esos desbordes nada santos. No debe haber impunidad para aquellos que no respetaron la voluntad popular.

Peligro de estallido

La vigilia de militantes de los gallos y de la espiga es también una muestra de intolerancia e intransigencia. Ninguno de los militantes de esos partidos parece confiar en el organismo electoral y están a la expectativa tratando de descubrir malos manejos o actos turbios que tuerzan  el destino de la votación. Ese cuidado extremado del voto, ese celo cercano al estallido,  es la revelación de un descontento cercano al estallido del vandalismo. Esperamos que las aguas se calmen y que al final los unos y los otros acepten el veredicto de las urnas electorales.

Descontento que preocupa

El descontento de Mazán es otro hecho que ensombrece las elecciones ya pasadas. Es una demostración del desencuentro entre los votantes y las autoridades recientemente elegidas. Esa fisura revela que hay mucho que hacer para evitar manifestaciones en contra de la emisión del voto. Se espera que las autoridades electorales tomen nota de esa protesta para tomar cartas en el asunto. Pero, sobre todo, para que en el futuro cercano eviten manifestaciones de ese tipo que de todas maneras es una sombra en la contienda de las ánforas.

El inicio de la violencia

No hay que olvidar que los desmanes de las ánforas comenzaron en la localidad de Trompeteros, cuando unos pobladores decidieron quemar material electoral. La palabra fraude estalló por entonces y eso de todas maneras empañó el proceso de las urnas  electorales. Ese hecho fue el inicio de otros actos que dicen bien a las claras que hay descontento en la población y que hay personas que pueden manipular ese descontento. Es hora entonces de tomar al toro por las astas para evitar que en el futuro estallen actos violentos contra el proceso de votación. Estamos a tiempo de evitar una mayor escalada de violencia ante nuestras propias narices.

Limpieza en marcha

Fue grato para este redactor encontrar a gente de la espiga que se dedicaba a limpiar los afiches, letreros y pintas dejadas durante la campaña electoral. La voluntad de acatar la ley de parte de los de Restauración Nacional es un buen síntoma y revela que quieren estar a la par con la legalidad. Ello podría ser una buena señal y también podría ser la muestra de una buena voluntad que podría convertirse en un buen gobierno. Ojalá.

Falta de limpieza

Los otros candidatos y candidatas se hacen los locos y las locas. No se han dignado contratar a gente para que limpie  las huellas dejadas en todas la ciudad y los afiches y pintas están por todas partes. A lo largo de los años pocos candidatos se han dignado cumplir con la ley. La mayoría no hace nada para acabar con sus huellas. De esta maneras las fachadas, las paredes y los muros están hasta ahora con los mensajes electorales. Esperamos que por esta vez los candidatos y candidatas se dignen cumplir con lo que estipula la ley.