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Gestión calamitosa
Al parecer el alcalde de Iquitos, Francisco Sanjurjo, ha dejado un desastre en la alcaldía de San Juan. Deudas por todas partes, inversiones fuera de lugar, equipos malogrados, talleres en desuso y otras calamidades quedan ahora en el municipio del distrito. Al parecer, el señor Sanjurjo abandonó San Juan para dedicarse a la campaña política. Ahora hay que recomponer los descuidos y los descalabros. Y eso tomará su tiempo. La pregunta es inevitable: ¿Cómo quedará Iquitos después de la gestión de Francisco Sanjurjo?
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Y subió el pasaje
Nada que hacer. El pasaje en los microbuses ha subido sin que exista alguna protesta de parte de los usuarios. Los colectiveros dicen que eso se debe a que se ha incrementado el costo de la canasta familiar. No faltaba más. Si así fuera todo el mundo podría decidir subir el precio de su trabajo. Pero eso no es posible y ahora habrá que soportar los abusos de los microbuseros que, por otra parte, no se dignan arreglar sus destartaladas unidades.
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Otras gestiones calamitosas
Otras gestiones municipales también han sido calamitosas. Deudas millonarias, obras inconclusas, equipos malogrados, talleres en mal estado y otros escombros han dejado los alcaldes salientes. En realidad, esas desgracias se pueden remediar con una ley que impida el abandono de las gestiones. Otro sería el cantar si esos burgomaestres contarían con un dispositivo que les impida abandonar la nave a medio camino. Esperamos que esas lecciones del presente sirvan en algún momento para evitar las gestiones calamitosas.
Usina de forajidos
La calle Arequipa, según versión de los mismos moradores, se ha convertido en una verdadera zona roja. La delincuencia ha tomado posesión de esa arteria urbana de Iquitos y hace de las suyas a toda hora. Nada se puede hacer para evitar los asaltos, los atracos, los robos. Es una pena que esa calle, antes tan tranquila, se haya convertido en una usina de los forajidos. Lo peor es que nadie acude ante los reclamos de los moradores. Las autoridades parecen estar pintadas en la pared. Pero es hora de hacer algo para acabar con esa nueva zona roja.
Con la música a otra parte
Y otra cosa es el abuso del ruido de parte de los señores choferes. Mientras manejan, mientras llevan y traen pasajeros, mantienen el volumen en alto como una calamidad insoportable. No les interesa que esos decibeles hieran los oídos de los pobres pasajeros que tienen que soportar esa insolencia. Las autoridades hasta ahora no hacen nada para remediar esa situación y los choferes hacen lo que les da la gana. Así no se puede seguir. Sería interesante que las autoridades pongan las barbas en remojo y decreten que está prohibido escuchar música en los microbuses.
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Brote de dengue
En Saramuro, lugar donde se dan tantas calamidades, acaba de brotar la peste del dengue. Los moradores desde la lejanía, desde la distancia, piden ayuda a las autoridades regionales para capear el temporal. De lo que se trata ahora no es paliar al mal, ni dar pastillas para su eventual control. De lo que se trata es de esbozar un plan de acción para hacer frente a ese mal que de vez en cuando aparece en cualquier lugar de la región Loreto. Es hora de hacer las cosas en serio para acabar con ese dengue de marras.
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Retraso en los pagos
Es una costumbre ya en nuestra ciudad de Iquitos que ciertos empresarios no paguen a los trabajadores. De vez en cuando estalla esa modalidad dolosa que consiste en mentir a los interesados con el día de pago. Ahora los trabajadores de la calle Arequipa hace 15 días que no cobran sus haberes. El empresario les dice que el municipio de Maynas no les paga. Los del municipio les dicen que ya pagaron al empresario. Así las cosas parece que no hay solución a la vista. Y eso es algo increíble.
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