Indignación

Hay un hecho que llama la atención aquí en España que ante probados y públicos actos de corrupción nadie renuncia o dimite al cargo, se quedan panchos y sonriendo. Aquí no pasa nada, nos parecen decir estos malos ciudadanos, como vociferó una diputada conservadora en el pleno debate del Congreso de Diputados ¡Que se jodan! Sí, estamos muy jodidos con la poca ejemplaridad pública que demuestran como el caso de sobresueldos en el partido conservador [aquí los partidos políticos son financiados con los impuestos de todos] pero ellos responden que eso es lo normal. Hay uno de ellos que tiene el morro [la concha martínez en peruano] de indicar que el pago de la casa por el partido se debe a un alto cargo dentro del partido y hacía un símil de los pagos que hacen en la empresa privada [el muy infeliz es congresista y recibe un pago por eso] ¿? De locos. Se supone que su ingreso a la vida pública es de servicio al país pero no,  él muy suelto de huesos nos arroja esa patochada. En verdad indigna porque estamos ante una injusticia [indignación e injusticia son emociones que van de la mano] porque hay personas que no llegan a fin de mes y estos crápulas actúan como si no fuera con ellos la cosa. Estos actos y otros generan la desafección ciudadana. Y parece que no hay propósito de enmienda. Los dos representantes de los partidos políticos responsables de estas crisis no sólo económica sino también moral y ética acaban de escenificar un famélico y deslegitimado pacto para tener una sola voz en Europa, nadie entiende ese pacto cuando sabemos que la agenda impuesta por Merkel es la que prima. Ha sido una puesta en escena que provoca náuseas a la opinión pública, a los electores o electoras. Como dicen por aquí, vamos de culo, vamos detrás con gente de la clase política como esta.

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1 COMENTARIO

  1. Porque siempre ponen artículos de otras partes del mundo, dice la nota: «…Aquí en España…». Perdón, estamos en Perú. No solo copiar y pegar…

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