Desde lejos sigo las noticias sobre el cicatero indulto de Fujimori. Perú anda revuelto. He leído a pesar de tanta desgracia que los que lideran las manifestaciones contra el indulto son jóvenes, chicos y chicas al frente contra la impunidad. Una de ellas decía que no les moviliza el odio sino la impunidad, me sentí reconfortado con esa reserva moral en la juventud. La única manera de protestar es movilizarnos. Miraba las noticias por internet luego de saborear un buen café sin azúcar, no había leche sin lactosa. El tercer día era ir a Manacor, no sólo Manacor sino llegar a Porto Cristo. Mirando el mapa nos dimos cuenta que habíamos casi atravesado la isla desde Port de Sóller a Porto Cristo. Nos fuimos en tren. Es un viaje largo, al menos eso lo sentí. Muchos pasajeros que bajaban y subían en la ruta. En el mapa también vimos a Felanitx, pueblo del cual es originario el pintor Miquel Barceló, degusté mucho de sus Cuadernos de África, la visita al pueblo lo dejaremos para otra oportunidad. El tren hace una parada forzosa en la estación de Enllac, el transbordo es a un tren más pequeño y en el que subimos era una antigualla. Salía humo de uno de los vagones al cual los pasajeros replicaban con ironías. En Manacor, casi de paso, buscábamos como llegar a Porto Cristo. En el paisaje se ve muchos perfiles de molinos y viñedos. Tomamos un autobús hasta llegar a Porto Cristo que nos recibió apaciblemente y con buen sol. Pisamos la playa con cierta timidez, la arena y el azul turquesa del mar (casi transparente) son intimidantes, piensas que puedes rayar el paisaje con una pisada o al pronunciar una frase, estás casi mudo. Luego de comer y caminar por el paseo marítimo nos volvimos a Manacor. Al mirar el plano de Manacor observé que en la afueras estaba la Academia de Rafa Nadal, tenista a quien admiro mucho por su arrojo y concentración en la cancha de tenis. Así que nos encaminamos a ver la academia. Luego de verla regresamos a la estación de tren, eran como veinticinco minutos con los pies a punto de reventar, con rumbo a Palma de Mallorca otra vez. Para repasar el viaje nos detuvimos en un café tratamos de escuchar el sonido de la isla.
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