-La desesperación empieza a cubrir de manto negro las redacciones.
Hay métodos que jamás se renuevan en la política nacional y en los medios de comunicación. Un ejemplo de ello son los ataques sin control por el que atraviesan unos candidatos que contradictoriamente a lo que puedan pensar sus responsables o idearios de estas puyas, en vez de desmejorar la ubicación del aludido, lo único que hacen es exponerlo en circunstancias diversas y alentar su subida en las encuestas. Una cosa es el ataque con fines manipuladores de la opinión pública y otro decir la verdad como elemento de información o argumento ante un determinado público.
Por ejemplo, decir que PPK o Keiko Fujimori representan la derecha o el sistema económico que considera que las cosas están bien y deben seguir así en el país, es decir la verdad y hasta enorgullece a estos candidatos. Lo mismo sucede cuando dicen que Humala intenta cambiar ese estado de cosas, esos argumentos son reales y consta en los planes de gobierno de estas candidaturas. Decir la verdad es decir que Castañeda – aparte de ser un mal candidato – representa a sectores diversificados de poder económico interesados en un carril que llegue al poder político y no en convicciones partidarias e ideológicas y un oportunismo vertical impuesto desde Lima hacia provincias, esto, es realidad y puede ser constatado a diario en todas las regiones donde empiezan a desertar sus «allegados» y acusarse entre ellos de traición y deslealtad, hasta ahí nada nuevo ni difamatorio.
Sin embargo, los ataques folclóricos e inventados y pocos elaborados para bajarse algún candidato que resultan ser las muletillas de siempre, en las actuales circunstancias, parecen sólo levantar la imagen de los candidatos a quienes va dirigidos. A PPk por ejemplo le ha sido muy beneficioso que le agarren las «bolas» sistemáticamente y en cámara lenta por cuanto programa de Tv hay en nuestro país. Esa imagen ha servido para que los jóvenes asuman que se trata de un candidato jovial, esos mismos jóvenes aluden que se trata de un candidato serio y técnico y que nunca estuvo en política. ¿Cómo si estar trabajando más de 40 años en distintos gobiernos lo hace nuevo o hacer payasadas en cadena nacional lo convierte en el mejor y más serio? Pero igual, lo ha levantado en su raiting político.
Lo mismo sucede ahora que la mayoría de las corporaciones periodísticas ataca a Ollanta Humala sin piedad con esto del «salto al vacío» o que se trata de uno de los brazos del dictador venezolano Hugo Chávez. Esta posición de los medios resulta contradictoria y tiene un efecto boomerang que no han sabido leer, pues se trata de una relación ya gastada. En la elección del 2006 cuando Alan García utilizó el cliché resulto efectivo porque era nuevo, Hugo Chávez estaba en la efervescencia de su poder y Humala sintonizaba con esa imagen a la cual alimentaba con su discurso. Luego de cinco años de gobierno de García Pérez y al observar que la cosa no ha cambiado en la micro economía popular, el discurso sonsonete este, resulta peligroso y hasta perjudicial para los intereses que quieren herir a Humala Tasso, quien por el contrario estará agradeciendo esas flores.
Las campañas mediáticas suelen ser palancas para desmejorar o apoyar una determinada posición, pero casi nunca determinan el voto popular aunque seguro muchos de estos ideólogos mediáticos creen que sucede todo lo contrario. A menos de 10 días de las elecciones parece confirmar que estas estrategias externas y mancomunadas o corporativas deberían dejarse de lado por mostrar realmente lo que será decisivo para el elector indeciso. ¿Debemos seguir con el statuo quo o debe replantearse la mayoría de las cosas para que cambie esta bomba de tiempo que tenemos en la PEA? Contrariamente a lo que piensan los grandes sectores mediáticos y como lo ha señalado el periodista César Hildebrandt en una columna anterior, si la gente quiere que termine por incendiarse este país, entonces será mejor que PPK gane las elecciones y de la frotada de manos de Abimael Guzmán en su celda tras el repunte de PPK, pase a la algarabía total de pasar a una segunda vuelta el geronto PPkuy éste.
Tal vez lo mejor debería ser trabajar en insistir en este principio que nos acompañará los cinco años que vienen: cualquiera que gane las tendrá difícil con este Congreso que se nos viene donde todo apunta que los fujimoristas llevarán el grupo más sólido. Y hasta podría estar bien, porque queramos o no, hay un sector que votará, por diversas circunstancias extrañas biológicas y psíquicas difíciles de entender, por la familia Fujimori, pero estos no decidirán ante un Congreso tan fragmentado como el mismo país de tal manera que el que sea elegido necesariamente tendrá que dialogar y eventualmente pactar ante una reforma brutal como nos quieren meter por los ojos los ideólogos de estas campañas fantasmales. Hay quienes piensan que esto es una debilidad pero resulta ser todo lo contrario, así ni los precarios liberales o mercantilistas que fungen de transformadores no estarán en mayoría ni tampoco los trosquistas renovados, caviares o jureles podrán hacer de las suyas sin ningún control.
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