El fútbol no era para él, ni ningún mundial de marras o cualquier otra ganancia, porque el inconveniente era entrenar todos los días, jugar prácticamente todos los domingos en vez de descansar a pierna suelta y correr 90 minutos más los adicionales designados por el árbitro. Además, habiendo tantas pelotas disponibles se utilizaba un solo esférico, complicando las cosas. Eso del bastante dinero que ganaban los peloteros no era gran cosa, en realidad, porque él podía conseguir más con un solo zarpazo, un solo golpe eficaz en cualquier esquina y en cualquier momento. Así que el señor Víctor Natteri colgó los chimpunes y las casaquillas, pese a su reconocida habilidad con la de cuero y se hizo atracador.
En claro afán de demostrar que era más hábil con las manos que con los pies, más mosca que nadie en su nuevo oficio, realizó su primera incursión en el mundo del hampa. La suerte no estaba con él y acabó en su respectiva celda. Cuando salió del mundo de las 4 paredes, ni se le ocurrió volver a la pelota donde seguía innata su capacidad. No cambió su vida sino de modalidad y volvió a las andadas como quien roba. Así que asaltó un pequeño negocio en Breña. Las hadas de los malandrines le volvieron a abandonar, fue atrapado y volvió a prisión. Ahora anda allí, entre rejas y rateros, sin pelota y sin asalto.
En esa pequeña biografía de un peruano de hoy hay muchas cosas. Pero, fundamentalmente, hay el defecto de suponer que las cosas vienen solas, que la plata llega sola, que ciertas ganancias son fáciles. Nada más falso. Todo oficio, aun el roberismo, requiere de una preparación, de un entrenamiento previo. De manera que ese hombre en prisión olvidó que el esfuerzo es la base de todo. Olvidó que para conseguir algo también los rateros tienen que sudar la suya, sacarse la mugre.
Oye Percy, dices que hasta para robar, requiere de «preparación o entrenamiento» verdad?. Ahora pregunto, entonces dónde «entrenan o se preparan» los políticos para llegar al «poder», ya sea en alcaldías u otros puestos y se «tiran» el dinero del pueblo y a ellos no les sucede lo que le sucedió al futbolista, que narras en tu comentario?, bueno ahi te dejo la «pelota en la cancha» OK. Un abrazo mi amigo. Bye.
Los comentarios están cerrados.