Hace casi más de un año me encontré en Barcelona en un café con dos artistas de la floresta, la poeta Ana Varela y la actriz Silvia Chávez Toro. Fui al encuentro en tren desde Madrid. Ana reside en California, Silvia en Colonia, Alemania. A Silvia recién la conocía personalmente, previamente, la había visto como protagonista en la película “El viento del ayahuasca”, pero desde que nos conocimos conectamos, la Amazonía es un buen tema de encuentro. Ese día fuimos al museo y una de las sobrinas de Silvia que vive en Barcelona fue nuestra guía de facto. Silvia no podía quedarse para un evento cultural que entre bambalinas había organizado Ana, que es infatigable activista cultural, juntamente con una asociación de peruanos de Barcelona. Recuerdo que ese mismo día del evento era el final de la Champions y mostré mi lado más futbolero y tribal a Ana. Con Silvia antes de despedirnos nos dimos nuestras señas de email y quedamos en comunicarnos. Desde Madrid había pensado en proponer a Silvia hacerle una entrevista, pero se me pasó. Así que fue un buen motivo escribirle un correo para proponerle una entrevista a distancia. Silvia accedió felizmente y desde entonces conservamos nuestra comunicación por el watsap y el correo electrónico. Así le he hecho consultas sobre el dramaturgo italiano Eugenio Barba y del Odine Theather, y su repercusión en la floresta- recordemos que Eugenio Barba estuvo también en Perú. Una de las cosas que me sorprendió de Silvia fue su desprendimiento para ayudar, valor feble por estos días. Así en medio de los correos surgió la historia de los lagartos que se remontan a su infancia y que le fue contada por su madre. Esta historia de los lagartos le ha servido a Silvia como leitmotiv para contar historias en su taller de teatro, lo cual me pareció gratamente sorprendente que una historia de adversidad ella lo use para contar historias. Recuerdo que en unos de mis viajes a África, en Benín, a unas horas de Cotonou, existe una isla que servía de refugio a las personas que huían para que no sean esclavizadas y el animal venerado que les protegía frente a la adversidad de los negreros era un lagarto. Historias de lagartos.

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