La pelota era de  trapo y era el  balón oficial del primer campeonato mundial de fútbol de niños de 12 años. El tipo de pelota y la edad de los peloteros era una especie de salida de la brutal corrupción que había contaminado al balompié universal. La Fifa había desaparecido, el señor Joseph Blatter había sido fusilado, los otros directivos de ese organismo purgaban cadenas perpetuas, y para evitar la  muerte del fútbol a alguien se le ocurrió cambiar el tipo de pelota y basarse en los niños debido a que ellos no podían contaminarse con ningún tipo de corrupción. Eran todavía ángeles que creían que el mundo era un espectáculo para el ejercicio de la pureza y la honestidad a toda prueba.

El campeonato mundial de niños de 12 años fue parecido al certamen de adultos, con equipos eliminados, con repechaje y otras formas de competencia.  El equipo peruano, que desde hacía siglos no asistía a un mundial de adultos, clasificó a la final ya que venció a los otros equipos gracias a sendas goleadas. En ese entonces se empezó a hablar de que algo raro sucedía en la escuadra blanca y roja.  Los rumores decían que sus jugadores parecían profesionales,  pues se movían con habilidad en la cancha, mostraban un físico envidiable y pasaban por encima a los equipos más débiles como Bolivia, Venezuela y otros.

En el campeonato mundial de niños de 12 años el Perú ocupó el primer   lugar  luego de ardorosos y complicados partidos. Todavía no se terminaban las celebraciones, hechos que incluían su botella y su amanecida, cuando surgió la denuncia de que los peloteros peruanos  tenían más edad de lo que estipulaban las bases. Se armó el quilombo y se tuvo que hacer análisis para detectar la edad de los futbolistas. Allí se supo que efectivamente ningún futbolista tenía los 12 años. Todos andaban  por la veintena y expertos en cirugía  plástica les habían acondicionado para que parecieran infantes.  Como es de suponer la copa fue quitaba al país y los jugadores traficantes fueron metido a prisión.