En la década del 90 en este diario nos ganamos un enemigo terrible porque evidenciamos que un columnista –que tiene las mismas características de aquellos a quienes, con algunos excesos, Mario Vargas Llosa denomina “intelectuales baratos” en su autobiografía “El pez en el agua”- de un medio nacional escribía críticas contra la política económica, básicamente sobre medio ambiente e hidrocarburos, que emprendió el ingeniero Alberto Fujimori, matizadas con la política general que estableció y que, para Loreto, tuvo un punto determinante con el Tratado de Paz con Ecuador, a cuya firma este columnista asistió en Brasilia.
Cuando se comenzó a gestar el Tratado de Paz con Ecuador –para terminar con un conflicto que anualmente en enero provocaba escaramuzas bélicas en la frontera, hasta donde eran llevados jóvenes soldados loretanos, muchos de ellos regresaban en ataúdes- quien éstas líneas escribe mostró su acuerdo con el proceso de paz que culminó no sólo con la firma entre Fujimori y Mahuad sino que permitió financiar proyectos fronterizos de carreteras y comunicaciones que se focalizaron en la frontera norte del país. Desde esa firma no hay mayores enfrentamientos y los soldados hacen otras cosas y no arriesgan sus vidas. Por esa posición –que la mantengo hasta hoy- he recibido innumerables epítetos y diatribas. Varios, sin duda, lucharon contra el régimen fujimorista porque creían que el ingeniero comandaba un sistema al que no le importaba la paz sino los negocios colaterales que, también sin duda, se habrán producido antes, durante y después de esa firma. Esa convicción en la lucha habrá estado, digo, motivada por los mismos ideales pacíficos y de división de los países en “fronteras” que poseo desde joven. Me aterra la guerra. Pero eso será motivo de otro artículo. Los antifujimoristas convencidos, sin embargo, estaban mezclados con los selectivos.
Esos fujimoristas selectivos son los que han desplazado a aquellos que –a pesar de todo lo conocido después del video Kouri-Montesinos- siguen creyendo que Alberto Fujimori ha sido el salvador de la patria que sin él el terrorismo nos hubiera derrotado y que la economía estaría descontrolada. Esos fujimoristas selectivos creen ver en Keiko a una lideresa con modales democráticos distintos a los autoritarios de su padre. Y, algunos inclusive, marcan diferencia con los “keikistas” porque creen ver en Kenji a un líder distinto al de su hermana.
Ahora que el indulto es cuestión de días –será antes de 28 de julio, según ha revelado el semanario dirigido por César Hildebrandt y confirmado el columnista Augusto Álvarez Rodrich- debido a la presión que ejercen los hijos del expresidente –a través de los congresistas, donde están tres representantes de Loreto- se está convocando a una movilización para el 7 de julio en todo el país. No tengo duda que los tres operadores del fujimorismo –según el semanario aludido Patricia Donayre ha sido convencida por Kenyi de permanecer en la bancada para combatir desde dentro a Keiko- en el Congreso ratificarán la condición de “fujimoristas selectivos” que, como el personaje que motivó el inicio de este artículo, dicen una cosa en Loreto y hacen otra distinta en Lima y votan sumisamente en el Congreso y quieren aparecer como revoltosos en Iquitos.