Los días son muy calurosos frente al mar de Iracema, el contraste lo lleva Madrid que según las noticias del tiempo hace mucho frío. Caminar por el paseo marítimo o calçadão, como se dice en portugués, es un placer inmejorable. El único defecto o nubarrón en ese paisaje es el de la seguridad ciudadana. El lugar donde estamos es una burbuja frente a lo que pasa la ciudadanía de a pie. Se sabe por las noticias de la tele de atracos, quema de autobuses en protestas de los presos por una medida del gobernador de limitar el uso de los móviles en las cárceles, la apremiante situación de pobreza. Brasil tiene una gran crisis institucional, es un gigante que camina a tumbos. Así la violencia ha ido tomando como suya a la ciudad. Es así que en las conversaciones siempre aflora el tema de la seguridad. Uno sin querer se mete cautela en el cuerpo. Estás con todas las alarmas encendidas. Me parece que parte de esa violencia es por el adelgazamiento del Estado, la falta de distribución de la riqueza y así cada vez la pobreza se extiende sin pudor en el mundo, Fortaleza no deja ser parte de ese mundo. Con todo ese descalzaperros me sumergía en el libro de Marco Avilés “De dónde venimos los cholos”, intenta ser un mosaico del Perú actual sumergido entre esos puentes (¿rotos’) de la tradición y lo que representa la modernidad, el mercado. En ese mosaico de un país pluricultural que pergeña me extraña la ausencia de la población negra, asiática entre otros actores que trazan las líneas de este Perú muy complejo y diverso. Pero la fuerza del texto está en hilvanar ese retablo asimétrico actual de Perú. Mis comentarios breves sobre el texto se ceñirán a la floresta. Su paso por Camisea, la Reserva Pacaya Samiria e Iquitos. Me daba la impresión que era un viajero asombrado de lo que descubría en su propio país siendo la Amazonía un mundo totalmente ajeno y hasta exótico al viajero como cuando narra el descubrimiento de la variedad de peces fluviales. La sensación es que en la selva está en un país diferente, que apenas conoce y balbucea. Una de sus preocupaciones, empeño u obsesiones, a lo largo de todo el texto, quizás inconsciente, es como vincular a poblaciones andinas o amazónicas con el mercado que representa la modernidad y también incide en la incomunicación persistente en este país que muchos piensan que es solo Lima. En el caso de Iquitos la ciudad es solo un figurante de lo exótico porque el protagonismo lo lleva un famoso cuoco que remarca en sus platos los ingredientes y aderezos amazónicos. Me parece un buen intento de Avilés de tratar y pulsear al Perú de hoy aunque el epílogo de la alta cocina como modernidad e ingresar a la globalización mercantil hay que discutirla más, él solo la describe.

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