Si decidiste serle infiel a tu pareja, también has decidido destruirles la vida a tus hijos. Miras estas cinco formas en que la infidelidad de la pareja lastima también a los hijos.
Creas un futuro infiel. De acuerdo con Ana Nogales, psicóloga clínica, «el 55% de los hijos de familias en las que uno o ambos padres fueron infieles, también son infieles en su adultez». Tú eres su gran ejemplo, y lo que tú haces, en sus pequeñas mentes, está bien. Enseñar a alguien que la infidelidad es una conducta aceptable y una forma de vivir.
Experimentan la peor clase de traición. Las traiciones que llegan a nuestras vidas a cargo de los amigos, pareja, o familiares más lejanos, no lastiman nada en comparación a la traición del ser que nos dio la vida. Los niños aprenden a vivir la traición de una manera que no es natural, ya que no hemos sido creados con la habilidad de entender o digerir la traición de nuestros propios padres.
Comienza a sentir pánico al abandono. Los niños que son hijos de padres infieles crecen con un sentimiento de inseguridad y desarrollan pánico al abandono. Esto impacta significantemente su futuro; cuando adultos, les cuesta encontrar parejas por que tienden a sofocar a todo el que les muestra amor, por miedo a perderlos.
Aprenden a desconfiar. Su desconfianza es tal, que se les hace casi imposible poder tener una relación de pareja saludable y duradera.
No creen en el amor. El 80% de estos niños al llegar a la adultez no creen en el amor, embarcándose en conductas destructivas a la hora de amar. Les resulta sumamente difícil creer en que pueden tener una familia y que el amor será la base de esa unión.