ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel, desde Bretaña-Puinahua
*La directora Fabiola Dávila Caynamari, dejará el cargo luego de cuatro años y analiza logros, dificultades y posibilidades de la juventud de la capital del distrito de Puinahua. Le preocupa el índice de alcoholismo y consumo de cigarro en escolares. Se va con la satisfacción del deber cumplido.
La profesora Fabiola Dávila Caynamari, directora del colegio secundario de Bretaña, dejará la Dirección luego de cuatro años en el puesto al que accedió por concurso. En los primeros meses del 2019 arribó a la capital del distrito de Puinahua desde su natal Requena y si algún logro se puede apreciar de su gestión es haber aumentado el número de alumnos en una zona donde la deserción escolar es un mal endémico que es más antigua que la aparición de la pandemia del covid19.
Cuando ella llegó la población escolar era de 239 alumnos en los cinco grados. Han pasado cuatro años y termina con 335 alumnos que pueblan las aulas en un solo turno porque la jornada pedagógica va de 7 de la mañana a 3 de la tarde. Fabiola Dávila es egresada del Pedagógico de Requena y, a pesar que las estadísticas la favorecen, no deja de lamentarse por no haber hecho más cosas por el plantel. Por ejemplo, carece de un auditorio y de una biblioteca. No tiene un espacio físico para los libros y lo que debería ser el auditorio tiene que ser usado como aula porque existe una población escolar para llenar 14 aulas y solo dispone de 12. Así que el auditorio es, en la práctica, una aula más. No sólo el auditorio, pues algunos espacios libres son usados para dictar clases. Los alumnos tienen que enfrentar el calor de alguna manera que no perjudique los estudios. Así que se ponen bajo los árboles para escuchar a los profesores. Es un aprovechamiento del medio natural y un contacto pedagógico con el medio ambiente.
Le preguntamos por los problemas de comportamiento de los alumnos que debe enfrentar. Fabiola se queda callada. Quizás porque quiere evitar enfrentamientos con los padres de familia. Ante nuestra insistencia lo dice con cierta tristeza e impotencia: “Hay problemas de alcoholismo y tabaquismo”. Una frase terrible, pero extraída de la realidad que ella lo vive cotidianamente. Y es que los dos años de pandemia trajo secuelas no en la salud de las personas, únicamente. También en el comportamiento de los alumnos. Las clases remotas o virtuales, como se las llame, han hecho que los alumnos pierdan casi por completo la disciplina. Mientras que algunos padres de familia nos han confiado, y le hacemos saber este detalle que repiten varios jefes de hogares, que la pérdida de disciplina es porque los profesores y la misma directora no aplica mano dura, Fabiola recuerda que hace unos meses un profesor estuvo a punto de perder su puesto en el aula porque cortó las uñas de una alumna que las tenía muy larga y le acusaron que se le pasó la mano. Dijeron que un poco más le corta la carne. Eso salió en varios medios, recuerda y añade que si no expulsaron al docente es porque es nombrado.
Los problemas juveniles, aparte de recibir tratamiento de los docentes, son vistos por un sicólogo. Claro no de abastece para todos. Pero algo es algo. Aunque la mayor dificultad que encuentran no es en los jóvenes sino en los padres de familia. Muchos creen que es en el colegio, y por ende un trabajo de los docentes, donde se debe forjar la disciplina en los jóvenes. Sin embargo, es en el hogar donde se tiene que hacer el trabajo mayor. “Si los padres no apoyan en los hogares no se podrá solucionar el problema de disciplina”, confiesa antes de admitir que han sido prácticamente “dos años perdidos en conducta”. Esa pandemia trajo esas secuelas, no sólo de muertos como se ve.
Los 22 docentes que tiene el colegio han tratado junto con ella de superar la falta de atención del Estado. No sólo para cubrir el mobiliario necesario sino para sortear de la mejor manera temas como el enfrentamiento entre los que se denominan “indígenas” y “mestizos”. Ese enfrentamiento que se conoce fuera de Bretaña y que siempre es tratado de manera muy superficial por los medios de Iquitos y de Lima. En las aulas se evidencia entre padres de familia y sus jóvenes hijos. Ya se imaginarán las palabras llenas de discriminación que se escuchan, como murmuraciones unas veces, y en otras, de manera abierta. “Es una situación difícil porque algunos quieren que apoyemos lo que hacen y tenemos que mantenernos de manera neutral no sólo por la condición de docentes sino porque de esa manera evitamos mayores enfrentamientos”.
Aunque en las asambleas de padres de familia se nota una actitud demasiado protectora, la directora Fabiola Dávila entiende que es muy difícil lograr consenso entre más de 232 padres de familia que tienen diferentes pensamientos y distinta manera de ver la vida y asumir la crianza de los hijos. Por ejemplo ¿cómo enfrentar el problema de alcoholismo y tabaquismo? Hay alumnos que llegan con signos evidentes de haber consumido licor, sobretodo los fines de semana. Otros incluso se han atrevido a fumar cigarros en el mismo colegio. A manera de anécdota la directora cuenta que cuando un profesor sorprendió a una alumna fumando un cigarro, le dijo que avisaría a sus padres. La respuesta de la adolescente fue que no le preocupaba ya que sus padres estaban enterados de su afición al tabaco. Aunque no son muchos los casos, el embarazo adolescente ha tenido que ser tratado. Pues al presentarse una alumna embarazada son las madres de familia las que comienzan a exigir que el colegio no permita la continuidad de la joven porque aducen que podría considerarse como un mal ejemplo para las demás compañeras. Otro de los problemas es que los alumnos tienen nulo control en el hogar por parte de sus padres o de quienes hacen las veces. Hay jóvenes que llegan de otras comunidades y viven con sus tíos y ahí el descontrol es más notorio. Cuando la escuchamos en sus precisiones sobre los problemas que tiene que enfrentar le preguntamos si le preocupan la oposición que encuentra y la calificación que pueda recibir de los padres de familia, incluidos sus colegas. Con la firmeza de su vocación responde: “Siempre digo que si la mitad más uno cree que estoy trabajando bien ya es un logro porque es difícil que todos te apoyen”.
Fabiola Dávila, prefiere que no se la grabe. Se la entiende. Por su cargo, por estar en una zona de conflicto, por trabajar en un lugar complicado. Pero con total jovialidad explica lo que fue sus casi cuatro años al frente del principal colegio de Secundaria del distrito de Puinahua. “El año 2021 entregamos 239 tablets a los alumnos y este 2022 entregamos 12 a los maestros”, señala como uno de sus logros. Destaca que la empresa Petrotal siempre se ha mostrado dispuesta a apoyar las iniciativas que planteaba. “Espero que al nuevo director le sigan apoyando porque lamentablemente desde la UGEL Requena o desde las autoridades de Puinahua es poco lo que se obtiene”.
Mientras nos despedimos y ya con mutua confianza por los minutos de charla, al momento de solicitarla una foto le preguntamos si ya conoce a su sucesor, revisa unos apuntes y nos confía: “Es un profesor Gerald”. ¿Qué? Sí, el nuevo director que asumirá sus funciones en enero del 2023 es Gerald Rodríguez Noriega, quien dejará la Dirección en el colegio de Tamanco, otro distrito de la provincia de Requena, para instalarse en Bretaña. Gerald, tendrá que continuar con todos los avances que ella muestra y, ojalá, supere los logros de Fabiola Dávila. Que los jóvenes lean más, comprendan mejor y, decimos, caminen por el patio del colegio y las calles de la capital de Bretaña, con un libro bajo el brazo y prendan en sus mentes el conocimiento antes de encender un cigarrillo o empinar el codo.