Ética cívica
En estos tiempos donde el egoísmo humano y la falta de empatía, y compasión, están a la orden del día, hay hechos que dignifican a la persona humana. Son esos brotes verdes en pleno desierto. Un oasis de virtud. Que nos hacen soñar y creer que no todo está perdido, que hay un resquicio de esperanza. Hace poco pasaron en un reportaje en la tele donde una pareja con un niño albergaban en su casa a inmigrantes que no estaban regularmente residiendo en España, si no hacían esto ellos terminaban viviendo literalmente en la calle y rebuscando en los cubos de basura para comer, o en situaciones extremas para delinquir. En muchos de los casos son aquellas personas que ingresaron por la puerta falsa a este país: escondidos en la maletera de los carros o en pateras desde Senegal buscando el sueño o pesadilla europea. Ellos le daban cobijo y arropan hasta que su situación legal esté más clara y puedan encontrar trabajo, en esa oportunidad del reportaje vivían con ellos un muchacho marroquí y otro del África subsahariana y compartían con ellos los deberes de casa. Me quedé sorprendido ante tremenda lección de ética con el género humano, de compromiso con la humanidad entera. No paro de alabar el gesto de desprendimiento de esa pareja por la persona humana. Es un hecho cívico que necesita resaltarse y que los medios de comunicación ignoran, no lo valoran en su real dimensión, más si están en la lógica de la moda superflua y el consumo irresponsable que promueven por aquí los diarios. Lo curioso del caso es que el actual gobierno conservador va castigar con pena de cárcel a aquellas personas que den cobijo a inmigrantes que están en una situación irregular como el de esta pareja ejemplar. Es una norma que va contra la ética de los derechos humanos y del sentido común, dar alojamiento al peregrino. Es un contrasentido. Está muy claro que ante dilema hay que preferir la ética por una humanidad mejor antes que una ley elaborada con prejuicios, eso remarcó esta pareja española.