Estercolero
Por Miguel DONAYRE PINEDO
Todos se han quedado helados y con cara de póquer ante la noticia que el Tesorero del partido conservador en España [Partido Popular] acumulaba la suma de veinte y dos millones de euros en Suiza, y dos millones y medio de dólares en un banco en Estados Unidos. Y que la corrupción enloda a casi todo el partido y sus dirigentes. Recuerdo que este mismo personaje fue implicado en las investigaciones que hizo el Juez Garzón, hoy defenestrado, y este político cuestionado todavía goza de las gollerías que le da el poder [con oficina dentro del partido, secretaria, escolta de seguridad y carro oficial], crueldades de la perra vida. Cuando llegué a este país algo se oía y olía de esa corrupción de moqueta [de alfombra], era un rumor que ahora se ha convertido en un tsunami sin precedentes en la vida española [el Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español y CIU – un partido nacionalista de la derecha catalana, tienen serios casos de corrupción; además que en esta democracia de partidos la ley sobre estos es muy opaca con la rendición de cuentas de sus responsables, amén del espíritu picaresco de quienes ejercen el poder]. Tanto brillo y lujo daba mala espina, gustos de nuevo rico con dinero mal habido. Es de conocimiento público que los políticos ganaban sueldos exorbitantes y con el añadido, de acuerdo con la información periodística, en el caso del partido conservador recibían pago con dinero negro. Esto ha indignado a todos y todas. De un lado piden altos sacrificios a la ciudadanía en un momento difícil de la crisis económica y de otro lado, ellos se van de juerga con la corrupción. El envilecimiento de la vida pública ha ampliado sus bases en la clase política y dirigente en el país [recordemos al yerno del Rey y sus ganancias ilegales con dinero público]. Con las mentiras no vamos a ningún lado y más cuando está apoltronada en el centro de la vida social, la mentira es el pan del día de los políticos y políticas. La urgencia reclama renovación de los partidos políticos y otras reglas de juego, con los viejos políticos no vamos a ninguna parte. Se necesita una reacción contundente desde la sociedad civil de cara a la corrupción sino el país se puede hundir en el cenagal de la inmoralidad.
uy que faenon,talvez Ivan Vasquuez esta igual, con las obras de los chino y las coutas de los trabajadores de confianza que aportan y no rinde cuenta a nadie ojo al piojo,
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