Estados Unidos incrementó la presión sobre el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al acusarle de librar una «guerra» contra la Iglesia católica, que actúa como mediadora en el diálogo para una solución al conflicto que ha dejado 448 muertos en cien días.
«En Nicaragua, el presidente Ortega está virtualmente librando una guerra contra la Iglesia católica«, afirmó el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, durante una ceremonia sobre libertad religiosa en el Departamento de Estado y ante los representantes de 80 países.
Pence alabó la labor de la Iglesia Católica en el diálogo nacional y criticó los ataques contra los obispos por parte de paramilitares favorables al Gobierno de Ortega y que operan con el consentimiento de la Policía Nacional, según organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
«Muchedumbres respaldadas por el ejército, armadas con machetes e incluso con armas pesadas han atacado parroquias y propiedades eclesiásticas. La policía ha agredido físicamente a obispos y sacerdotes», aseguró.
El vicepresidente reconoció al padre Raúl Zamora, que se encontraba en el público y al que llamó «héroe de la fe» por haber cobijado este mes en su parroquia de la Divina Misericordia a los estudiantes que huían de la represión en la Universidad Nacional de Nicaragua (UNAN), uno de los focos de las protestas contra Ortega.