Esperando que construyan mi casa

Lo perdió todo en dantesco incendio

ESTOY ESPERANDO QUE CONSTRUYAN MI CASA

Elmer Fasabi es un anciano de 65 años que vivía en la zona baja de Belén y tras el dantesco incendio que arrasó una manzana entera hace unos meses, lo perdió todo y se quedó literalmente con ropa encima. Elmer por ahora se dedica a vender golosinas y vive en la casa de uno de sus hijos, pero espera que el Estado cumpla la promesa de reconstruirle su pequeña vivienda.

Elmer se dedica a vender golosinas solamente para pasar el tiempo, pues durante toda una vida trabajó para darle lo mejor a sus hijos y hoy ellos velan por su bienestar.

¿Cuánto tiempo lleva vendiendo golosinas?

Ya llevo casi cinco años vendiendo mis golosinas y cigarrillos, ahora es lo único que hago para ganarme la comida diaria.

¿Antes en qué trabajaba?

Yo vendía desayunos, almuerzos y cenas en la plazuela de Belén, con eso críe a mis hijos, por eso ahora que ya son grandes les cedí el puesto y ahora solo me dedico a vender golosinas para ganar plata solo para mi comida, porque ya no tengo a quien mantener.

¿Dónde vive?

Vivo por acá cerquita, en el asentamiento humano “Eliane Karp”. Antes vivía en pueblo libre Belén, pero con el incendio que acabó con todas las casa de la zona baja tuve que abandonar mi casita y venir a vivir por acá en la casa de uno de mis hijos.

¿Piensa regresar a su antiguo terreno y reconstruir su vivienda?

El Estado prometió construirnos las casitas de todas las personas que lo perdimos todo y nos quedamos ropa encima, las personas que vivíamos por ahí somos muy humildes y no tenemos recursos para construir nuestras casitas.

¿Recibieron el apoyo del Estado cuando sucedió aquel terrible incendio?

Sí, nos dieron ropas para vestirnos, algunas colchas y sabanitas también, además nos dieron algunos víveres y lo siguen haciendo, cada mes nos donan víveres de primera necesidad.

¿Vive con uno de sus hijos?

No, mi hijito, el dueño de la casa, vive en Lima y ahí solo vive el hermano de mi nuera y su hijo mayor, ahí vivimos los tres.

¿No tiene problemas al vender sus golosinas en la vereda de este restaurante?

No, al contrario, el dueño es muy bueno conmigo, me regala un plato de comida todos los días, los problemas vienen cuando uno es irrespetuoso, pero yo jamás me hice aborrecer en ningún lado, no tengo problemas con nadie, al contrario todos por acá me estiman bastante.

¿Cuánto dinero hace de promedio con la venta de un día?

Saco mis 30 soles, pero eso tengo que volver a invertirlo al día siguiente, la verdad yo me conformo con sacar lo suficiente para comer y de ahí no me preocupo, yo vendo para matar el tiempo más que todo.

¿Desde qué hora sale a vender?

Yo vendo desde las tres de la tarde hasta las diez de la noche más o menos, luego me regreso a mi casa a dormir y me levanto a las cinco de la mañana y vengo a vender de nuevo hasta las seis y media de la mañana.

¿Genera ventas a esa hora de la mañana?

Los motocarristas y la gente que se levanta a trabajar bien temprano me compran mis cositas, se vende regular a esa hora, luego ya me voy a ayudarle a mi hija a vender en la plazuela de Belén y me quedo a comer con ella.

¿Cuántos hijos tenía?

Yo tenía doce hijos, de los cuales solo me quedan dos mujeres y dos varones, porque el resto fallecieron.

¿Su esposa falleció?

No, hace veinte años que me separé de ella, se echó al vicio del alcohol y se alejó de mi vida, tuve que sacar adelante a mis hijos solo.

Escribe: Randy Wagner Ríos Gutiérrez

randyriosg@gmail.com