El valle del Tambo debe ser uno de los más ricos de la costa peruana por sus inmejorables condiciones de clima y cantidad de agua, es bañada a lo largo de varios pueblos por el río Tambo y allí se concentran la mejor producción de páprika y azúcar que existe en la región sur. Como esta rodeada de dos columnas de cerros agrestes, el valle se forma como una especie de serpiente juguetona que a veces es amplio y a veces angosto, pero siempre rodeándole al río que a la vez es un manantial de camarones y humus que enriquecen cada año los sembríos de estas localidades de tal manera que consumir fruta y productos de estas partes es aún una bendición que ahora está amenazada. Toda una postal, aún.
Está amenazada, paradójicamente, por la riqueza que tiene en sus entrañas. Como suele suceder en los mejores territorios del país, estas zonas riquísimas en cultivos de todo tipo tiene en su corazón una ingente cantidad de minerales que ahora quiere ser explotada por la inmensa compañía Souther Perú Cooper Corporation, una de las más grandes del mundo en explotación de cobre que ya instaló sus equipos iniciales en las pampas que bordean estos cerros que a su vez abrazan al valle. De acuerdo a los primeros estudios se trata de una cantidad inimaginable que, para los empresarios cupríferos está apostado en una zona donde no afectará los recursos sobre todo el agua de la zona.
Lamentablemente esta empresa ya opera hace décadas en la zona de Moquegua y Tacna y las referencias que tiene no son buenas para la agricultura, sin embargo para un sector pequeño de la población que se ha enriquecido con los sueldos inmejorables que paga la mina esta nos sacará de la pobreza pues estamos hablando de casi unos cien mil soles en promedio que gana un obrero raso sin ningún cargo. Ni hablar de las subsidiarias pequeñas que han movilizado una serie de servicios que terceriza la mina y que de alguna manera es el referente para que un sector de la población del valle esté ilusionado con la llegada de los canadienses – americanos – mexicanos.
Estas últimas semanas he tenido la oportunidad de estar tres veces por la zona, de consumir los camarones que sobrepasan al plato, de chupar sus cañas enormes que alimentan a la mejor planta de azúcar como es Chucarapi y de recorrer el valle mirando el verde del arroz en toda su extensión. Pero también he podido ver como los cerros se han llenado de los “afuerinos” como dirían en la selva. Como, encima del mineral ahora yace lo más profundo del sur-peruano. Hace unos años ha existido una intensa migración puneña, cuzqueña y también arequipeña que empiezan a copar los puestos desde el peón de la chacra, hasta el que arrienda las sombrillas en sus playas, porque esta zona prodigiosa también alberga las mejores playas del sur del Perú.
Y he tenido la oportunidad de ver también con mucha pena como gran cantidad del agua del río Tambo se pierde en el mar para lamento de los que saben que esto no puede suceder en un país con mediana tecnología. Imagino que si esta vertiente estaría en Chile, por ejemplo, hace rato que ya habrían creado un sistema de almacenamiento o construido hidroeléctricas para que no se pierda el agua tan requerida para la minería pero tan olvidada para sus pobladores que creen que es normal que el mar se trague semejantes toneladas cúbicas. Por eso creo que no tuvo tanto éxito el paro anunciado porque aparte que muchos de estos migrantes deben estar pensando que ellos serán la mano de obra de la minería y pronto, en pocos años bajarán paulatinamente a las mejores zonas a comprarse los terrenos de los “antiguos moradores” y construir sus enormes viviendas mirando al mar, así el agua del río sólo lleve camarones muertos por los ácidos que utilizarán en el proyecto Tía María.
Mejor me apuro a ubicar un terrenito en lo que ahora está medio descampado porque en unos años este precio será urbano y ya no agrícola, aunque nos rodeen los que ahora venden los chupetes, alquilan las sombrillas y llenan tu piscina infantil en las playas del valle en épocas de verano. Así es la vida “cuñao”, porque tampoco le creo al dirigente que baja desde Arequipa con su discurso de democracia popular para ver que se hace con el proyecto, porqué así se haga este, igual lo van a ganar los de los cerros. Ahí nos vemos Tía, sólo no te apures porque aún no ubico un terreno.
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