En estos tiempos líquidos una de las tendencias de la gente es primar su interés personal (hasta exprimirlo) frente a la comunidad, a los vecinos y amigos. Es sacrificar con desdén el bien común, seguro que esta palabra les sonará finlandés. Una expresión de esta patología – que no es nada solidaria, son los benditos “selfies” (el tomarse una fotografía así mismo y difundirla). Hace poco hubo avalancha de críticas a una chica que se tomó un selfie en los campos de concentración de Auschwitz. Le importó un pepino el dolor y el sacrificio de vidas humanas en ese lugar. Ella en su defensa argumentó que lo hizo en homenaje a su padre recientemente fallecido y que eran, ella y él, unos estudios de ese período de la historia. Por ese mismo motivo no debió hacer una fotografía allí. Como sí ahora un soldado israelí tomara un selfie en la destrucción de Gaza, seria simplemente una estupidez y falta de compasión. En esta misma línea de los selfies está que las personas de la farándula se hacen una fotografía con su pareja (sea hombre o mujer) después de haber hecho el amor y lo cuelgan en lo que llaman redes sociales ¿? Así andamos de desbrujulados. Es un homenaje a ese hedonismo individualista, pernicioso, solo pienso en mí y el resto que se jorobe. Unas suertes de narcisos troquelados a nuestra imagen y semejanza ¿será la crisis de educación global?, ¿del sentido cívico?, ¿el veneno del egoísmo social que intoxicado las relaciones de vecindad? Esta misma tendencia ocurre con los que montan bicicleta por estos charcos. Como no hay carril bicis, bueno, ellos razonan (si es que estos bípedos razonaran), me apodero de las veredas porque me salen de los santos pies o más arriba de los pies. Me importan los peatones o el sentido del tráfico, farfullan. Ellos y ellas arrollan a todos los que encuentran a su paso, y miran con menosprecio a los viandantes. Son mis derechos y el resto que se vayan a la mierda, parecieran esgrimir con sus rostros ceñudos. La falta de civismo, de reglas mínimas de convivencia, de saber estar es una de las características, entre otras, de estos tiempos acuosos que nos toca vivir.
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