Machado, en la terraza de Villa Amparo, casa en la localidad valenciana de Rocafort

La Generalitat valenciana y Rocafort negocian la compra de Villa Amparo a sus dueños para convertirlo en centro de estudio de su obra y promoción de la poesía.

En la bajada hacia la estación de tren de Rocafort, con una de las mejores perspectivas sobre la huerta de Valencia, tras la cual se observa el mar, se alza Villa Amparo, el imponente chalet construido a principios del siglo XX en un estilo inspirado en las villas italianas del Renacimiento donde el poeta Antonio Machado pasó los últimos momentos plácidos y felices de su vida, entre finales de 1936 y abril de 1938, hace ahora justo 80 años.

Por fuera, Villa Amparo conserva la atmósfera que llevó a Machado a describir el lugar “un poco como el paraíso”. Por dentro, la decadencia del edificio cerrado y vacío destila melancolía.

La Generalitat y el Ayuntamiento del pueblo de 7.000 habitantes situado a pocos kilómetros de Valencia negocian con los dueños la compra del inmueble, que en las últimas décadas ha sido guardería, pub, restaurante y salón de bodas, para convertirlo en un centro de interpretación de Machado y en sede oficial para la promoción y celebración de actividades relacionadas con la poesía.

El proyecto que impulsa el alcalde, el socialista Víctor Jiménez, contempla tirar los muros más recientes que rodean la parcela. Eliminar las carpas para banquetes que ocupan parte de los 3.150 metros de la finca. Y abrir al público el jardín, recuperando la zona de naranjos y limoneros que al autor de Campos de Castilla le hacían pensar en su infancia en Sevilla.

Rocafort ostenta este año la presidencia de la red de ciudades machadianas, integrada por casi todos los municipios en los que residió el autor, desde la capital andaluza hasta Colliure. El aula Juan de Mairena que organiza la red ha estado centrada en esta edición en los artículos políticos de Machado. Buena parte de esta producción, dirigida a defender la República, los escribió en Rocafort, desde donde acudió al relevante II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.

Machado llegó a Valencia en noviembre de 1936 desde Madrid urgido por el Gobierno, que quería asegurarse de que no corría la misma suerte que Federico García Lorca, fusilado en agosto en Granada. Valencia, reconstruye Ian Gibson en su biografía sobre el poeta, no parecía entonces estar en guerra y por sus calles hormigueaban los funcionarios que se habían trasladado allí a trabajar siguiendo al Ejecutivo.

Pocos días después, Machado se mudó con su familia a Villa Amparo, que había sido incautada a un próspero comerciante de hierro, Ramón Báguena, cuyos herederos negocian ahora la venta del edificio a la Generalitat. Por sus residencias, levantadas por la burguesía valenciana desde mediados del siglo XIX, Rocafort fue elegida en ese periodo como emplazamiento de embajadas —las de Estados Unidos y la Unión Soviética se hallaban en la misma plaza—. El PSOE también estableció allí el equivalente a su actual sede de Ferraz.

Los testimonios de quienes lo trataron entonces muestran a un hombre desgarrado por la guerra que pasaba las noches trabajando hasta que lo sorprendía el alba. Machado vislumbraba el oscuro futuro que aguardaba a España, pero rodeado por su madre, tres de sus hermanos y sus respectivas mujeres y el bullicio de seis sobrinas, también dedica versos al estallido de la primavera en los campos regados por la Real Acequia de Montcada y a su amada Guiomar. Y a pesar de su delicada salud, se encarama muchas mañanas a la torre de Villa Amparo para ver salir el sol por el Mediterráneo. Un espectáculo que plasmó en Amanecer en Valencia (desde una torre): Estas rachas de marzo, en los desvanes / -hacia la mar- del tiempo; la paloma / de pluma tornasol, los tulipanes / gigantes del jardín, y el sol que asoma, / bola de fuego entre dorada bruma.

Machado se resistió mientras pudo a abandonar Rocafort. Hasta que en abril de 1938 fue invitado «perentoriamente» por el Gobierno a trasladarse a Barcelona. Poco después también tendría que partir de allí hacia el sur de Francia, donde murió en un hotel de Colliure. (Ignacio Zafra)