ESCRIBE: Ricardo Rivera

En la búsqueda por encontrar herramientas que ayuden a romper la inquietante inercia en la que ha caído nuestra economía regional, esta última semana se aprobó la sustitución del reintegro tributario (RT) y la eliminación de la exoneración del pago de impuestos por la venta (IGV) a determinados bienes que son trasladados para ser finalmente consumidos en Loreto; esta noticia ha generado una enorme preocupación por el posible incremento de precios y, como es de esperarse, también el contundente rechazo del sector empresarial que venía haciendo uso de este beneficio tributario desde su creación a finales de la década de los 90.

Loreto, y en general la Amazonía, es una zona que tiene características únicas e irremplazables, probablemente hasta hace unos años no comprendíamos el especial valor de su riquísima biodiversidad, servicios eco sistémicos y procesos vitales del bosque que finalmente benefician y protegen la vida de los seres humanos, pero en estos tiempos es innegable subrayar su importancia al momento de tomar decisiones. Esta riqueza conlleva también una gran responsabilidad de conservarla, como mínimo haciendo una evaluación del impacto que pueden tener algunas actividades que probablemente dieron resultados en otras zonas del país como las carreteras. Apartando de momento el debate sobre la conveniencia de este tipo de proyectos, la falta de conectividad terrestre (olvidando la fluvial), ha servido como argumento para la creación del RT como medida para dinamizar la economía local, facilitando las importaciones de ciertos bienes considerados estratégicos para como incentivos para dinamizar sectores productivos; y efectivamente, durante su vigencia, el RT sólo aplicó  a una lista de determinados bienes como por ejemplo piezas de motores, materiales de construcción, medicamentos, derivados lácteos, etcétera.

Sin embargo, luego de casi dos décadas de vigencia, el aparente beneficio del RT para la sociedad, fue asegurar la continuidad del suministro de importaciones, es decir, a pesar de la prolongación de esta medida extraordinaria y “temporal”, sólo sirvió como estímulo para importar y vender. Sin mística ni complicaciones

La falta de control sobre el uso de los montos reintegrados para garantizar eficazmente que se cumpla el objetivo original de dinamizar la economía, lo convirtió únicamente en un beneficio para los empresarios y comerciantes, quienes después de 20 años parecen haber olvidado que el fin era re inyectar el RT para beneficio de la sociedad y no únicamente la aligeración de costos, expansiones comerciales, personales y disminución de riesgos propios de cualquier actividad mercantil; la prolongación en el tiempo ayudó a que olvidaran que el beneficio no es a una persona o grupo económico, se buscaban beneficios para Loreto y su economía, llegando a esgrimir incluso que beneficiándose ellos, se beneficia también el consumidor. Podrá parecer aparente, pero el orden e importancia de diferenciar estos conceptos es fundamental.

En teoría, en una economía de libre mercado, este tiene la capacidad de auto regularse para evitar abusos de posiciones y de poder, a los ciudadanos nos queda confiar en este proceso ante el eventual alza y/o especulación de precios, que si bien es cierto no es sancionable de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico debido a la no intervención económica del Estado, sí lo es el mercado que crea condiciones para el nacimiento de nuevas rutas, ofertas, productos y competidores en tal escenario. No es fácil lo que nos espera, ya nuestra economía contraída y devastada por la corrupción sufrirá un nuevo embate. Los casos de mejora y recuperación de la economía han sido exitosos en todas las demás regiones amazónicas, no me atrevo a esperar lo mismo para Loreto, que tiene aún condiciones distintas; pero si estoy seguro que el hartazgo de ver a mecenas atribuyéndose cualidades filantrópicas y hasta humanistas por dedicarse a la actividad comercial (que tiene, tuvo y tendrá como único fin el ganar dinero) nos lleva a tomar acciones para continuar buscando el crecimiento y desarrollo sin un Estado paternalista, ni subvenciones atemporales que continúen condenando a Loreto a una economía depend