El flamante regidor Britaldo Lozano es buscado desde hace tiempo por aire, mar y tierra. Contingentes de peritos en rastreo de huellas peinan varias zonas del país, visitan lugares alejados, revisan a transeúntes y peatones y hasta ofrecen una recompensa monetaria para dar con el paradero del desaparecido. El citado hace meses que brilla por su ausencia, no acude a cobrar ni su dieta. El mismo en persona fue elegido como regidor del distrito de Chuquibamba, región Amazonas. Todo estaba en regla y él tenía su credencial a la mano, pero por alguna razón desconocida no se presentó a la ceremonia de juramentación y, lo que es más grave, no acudió a ninguna asamblea de regidores. Se hizo humo, simplemente.
Es altamente incomprensible que ni siquiera el suculento monto de la dieta haga aparecer de improviso a Britaldo Lozano. Es absurdo que haya gastado su dinero en la campaña electoral y no quiera recuperar su inversión como si gustara trabajar a perdida. Es hasta una ofensa a todas aquellas personas que día y noche sueñan con ser regidores que el aludido abandone el cargo o el puesto como si nada. Cualquiera diría que al fugitivo le faltan varios tornillos en la cabeza. ¿Qué se propone con esa ausencia clamorosa el tal Britaldo Lozano? ¿Demostrar que el cargo de regidor es una bicoca para él? ¿Demostrar que la dieta no le sirve para nada?
La búsqueda del regidor de marras se vuelve más dramática considerando que su presencia es más que importante ya que es el único opositor del alcalde Alejandro Zelada. El electorado eligió a Britaldo Lozano como el único que podría decir no al burgomaestre, el único que podría cuestionar una decisión, el único que podría sacar los trapos sucios al sol. La ausencia del regidor hace que el alcalde baile en un solo pie y gobierne a su gusto y antojo. ¿Aparecerá algún día el regidor desaparecido?