El periodismo de queroseno, concepto usado por Ben Bradley, exdirector del Washington Post- es aquel que se utiliza para alimentar el fuego, que vende humo, soslayando la verdad. Bajo estas premisas tenemos que en el condado literario de Isla Grande este estilo de periodismo es lo que más existe [miren los titulares de los diarios que se editan en la isla]. Los casos de corrupción son soterrados o se hablan con la boca pequeña y se mira para otro lado. El periodismo ha sido despojado por sicarios y el mercantilismo, me refiero al periodismo de queroseno que desdeña reseñar novelas salvo las que sean de su redil, viejo axioma de clan en la isla. En este lado de la laguna, con el triunfo electoral de cierto sector de izquierda, que tiene mejor relato de la situación actual que toda la izquierda española, el periodismo de centro derecha español (incluye al diario El País y otros) han afilado sus ponzoñosos dardos contra esta agrupación quien es muy crítica con el actual establisment político, a la que llaman la casta. El triunfo electoral ha remecido las bases de los partidos tradicionales y les han dejado sin discurso (los del PSOE no saben que decir porque han quedado vacíos de palabras), y la consigna es ir a por ellos. Es decir, quieren presentar a esta agrupación política de jóvenes revoltosos y que están en perpetua gresca entre ellos. Si hay un debate crítico ellos, los del periodismo de queroseno, dicen que ha sido una discusión tensa y acalorada que cuestionaba a sus líderes. Más bien lamentar la imagen (modelo) que quieren transmitir de los partidos políticos en la que sus bases están domeñadas y que el líder es quien hace y deshace el partido (legado autoritario), y el resto debe acatar sin rechistar, ese es justo el modelo (con aliños franquistas) heredado de la transición que se quiere cambiar y que avala este tipo de plumíferos. Este es el periodismo cortesano que vive feliz en las polleras del poder.http://notasdenavegacion.wordpress.com/