El día central de la votación de aquel 2014 sucedió algo tan inaudito que era difícil de digerir. Ocurrió que los candidatos votaron por los otros, hasta por sus enconados rivales políticos. El líder del gallo, Jorge Mera, entregó su voto al dueño de los pollitos piadores, el señor Monasí. Este votó a favor de Adela Jiménez, mientras que Fernando Meléndez votó por Iván Vásquez. Por su parte el conocido Gato negro votó en blanco para no perjudicar a nadie. El señor Hermógenes Flores entregó botes y motores a los que iban a votar por Gerson Leca. ¿Qué pasó para que ocurriera semejante hecho?
Los reporteros de todo el mundo, que vinieron a cubrir las elecciones de aquel año, pensaron encontrar registros de violencias verbales y físicas. Esperaban escuchar insultos y asistir a batallas campales. Pero se equivocaron porque después del debate convocado por una universidad iquiteña todo cambió. Ese día memorable los candidatos elogiaron a sus contendores, alabaron sus virtudes, prometieron ayudarles a ganar sin cobrar nada y se metieron a la campaña pegando afiches ajenos. No parecía ser verdad tanta belleza, pero después de perder en las ánforas los derrotados festejaron a lo grande el triunfo del otro.
El ambiente festivo fue propicio para que se firmara un acuerdo de gobernabilidad para los 300 años venideros, pues el corto plazo era enemigo de la eficacia. Ese consenso se llamó El Pacto Unico y hasta hoy rige los destinos de la Patria Verde. Esta demás decir que ello ha redundado en el progreso y esa nación ocupa el primer lugar en el censo de los naciones de la tierra. Como todos saben ese país conocido como Perú era un estorbo. De manera que los charapas decidieron independizarse pacíficamente. Hecho que ocurrió muy pronto gracias a un documento firmado por los líderes y los ciudadanos de ambos sexos.