Luego de las elecciones del 10 de abril tocaba el guayabo del lunes. Es decir, las lecturas de “opinólogos” y tertulianos. Es más también buscaba afanosamente las opiniones de amigos y colegas. Hace unos días había estado en Montevideo y un taxista, casi todos los taxistas son educados y amables en esa ciudad, entre los comentarios sobre el fútbol y la economía me dijo a bocajarro, Perú siempre vota a la derecha, ¿no? Lo dijo a colación de las próximas elecciones en el país andino- amazónico (me parece que Humala nunca fue un gobierno de izquierdas como se pretendía vender y observar a su diputado por Loreto decir que votará por una opción de izquierdas me dio vergüenza ajena). Me dejó las palabras del taxista sin hablar unos segundos, tomé aire, y dije sí. Hasta ese momento no me había percatado que Perú era un país conservador, como me dijo un gran amigo, una mezcla de extraño conservadurismo con ingredientes fuertemente autoritarios, y añadiría, de aliños mágico- religiosos también en esa postura o visión de cara a la realidad. El discurso de Vargas Llosa y la práctica de Fujimori, ¿extraños aliados, no?, han sido la guinda del pastel. Esa prédica del Nobel peruano sobre el Estado como dañino a la libertad individual más el autoritarismo (de orígenes profundamente peruanos) practicados por Fujimori en su gobierno han calado en muchos sectores de la sociedad peruana. El relato que ha ganado en Perú es ese: el del esfuerzo personal pero saltándose las reglas de juego. El respeto a la ley suena a ruso a un peruano/a medio, son huevadas te reprochan. Es de risa burlona si se cita a los derechos humanos. ¿Hacia dónde vamos con estos liberales periféricos mezclas de conservadurismo/autoritarismo con guarniciones mitológicas? En términos coloquiales ha ganado una china- chola y un gringo- cholo ¿será que los peruanos y peruanas pensamos que las recetas vienen de fuera? Realmente, no lo sé, se necesita mucho diván para entenderlos. Estos mismos son los que han impulsado el lema, roba pero hace obra, que desgraciadamente ha calado, para mal, en nuestra sociedad.