En estos tiempos de brújulas desnortadas lo que se privilegia son los números. Es la vara con que se mide casi todo hasta para el sexo o el amor, es decir, se ha metido en nuestras vidas privadas, lamentablemente. En el ámbito competitivo los deportistas van por los dígitos, es casi una obsesión, les provoca desvelos, vómitos y sofocos. El deporte ha dejado ser un placer y se hace con ese ambiente de fútil competición. Esta fijación por los números se debe al sistema social en el que estamos envueltos. La economía y sus shamanes [a propósito nunca se les responsabiliza a los economistas de los muertos y heridos dejados por las malas decisiones económicas] han traslado esa obcecación ingenua.  En este sentido, la perversión de la economía se traslada a los medios de comunicación. Y los políticos se aprovechan de los números, como no, para sacar pecho o hablar con la boca pequeña. A consecuencia de la aplicación de políticas de shock y recortes en el ámbito social (es decir, limitan la inversión de los impuestos que pagamos todos en áreas sociales) lo que valora no es que una persona tenga acceso a una buena salud o educción, que se sienta feliz – en Europa es donde menos felices de acuerdo con una bendita encuesta. No. Se mira si hay inflación (mensual, la acumulada y su proyección anual, de locos), que no sea mucha, la inflación, y tampoco lo contrario. Es una sensación de zozobra. Sí hay déficits o no. Que el PBI o PIB, según donde estemos, sube o baja. Ese es el rumbo que se ha impuesto este sistema cada día más egoísta. Y cuando las cosas “salen bien” se ponen a gritar a los cuatro vientos. No saben que detrás de esos números hay personas con sus sueños e ilusiones. Con alegrías, pesares y penas. Que muchos, al menos en España, han sido desahuciados de sus casas que la compraron con mucha ilusión. Que hay millones de sueños cercenados. Puede un gobernante con tanto pasivo social pavonearse de sus logros en la aplicación de recortes sociales, hacerlo es de un cinismo sin nombre.

1 COMENTARIO

  1. la obsesión por los números a contagiado también desde hace muchos años a la tv basura la cual es capaz de mostrar las mas aberrantes miserias de la gente con la finalidad de ganar rating a costa del embrutecimiento y alienación de los televidentes que no tienen otra opción cuando prenden su tv.
    Desde hace mas de 20 años esa es también la obsesión de los gobernantes de turno que creen que la vida es solo números. El crecimiento o decrecimiento económico les quita el sueño. Mientras tanto la población sigue con muchas carencias, desatenciones y necesidades. ¿de que ha servido todo una década de crecimiento si todavía seguimos siendo un país con la peor educación, corrupción a todo nivel, altos indices de desnutrición infantil, sistema de salud en crisis, inseguridad ciudadana, sueldos magros, etc? Perú sigue siendo el primer productor de droga. Efectivamente, somos un país que le rinde culto a los números y esos son los resultados y parece que tenemos para rato en los próximos 10 años.

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