El licenciado Fernando Meléndez, luego de un tenaz rastreo,  fue encontrado en una de las cuevas más remotas de las ruinas de Kuelap. Allí, en ese recinto del ayer,  estaba el hombre fugitivo que no se dejaba agarrar por nadie, que nunca acudía a las citaciones judiciales. Desde hacía meses había desaparecido mientras realizaba un viaje hacia uno de los más remotos países asiáticos. De esa manera no pudo asistir a la citación de esos días para que vea un caso de vulgar intromisión en una campaña electoral. Nadie sabe debido a qué factor al gobernador de Loreto no le gustaba tener contacto con las autoridades judiciales y simplemente no asistía a las citaciones.   Lo que hizo que en determinado momento las fuerzas del orden y del desorden le buscaran por aire, agua y monte.

Durante un tiempo nadie pudo dar razón de semejante personaje. Las fuerzas del orden y del desorden le buscaban sin piedad y no le podían encontrar en ninguna parte. Hasta que, gracias a un soplo, se supo que estaba con todo su séquito de cuidadores,  guardaespaldas y servidores en las ruina de esa cultura de antaño. Allí estaba y no quiso salir aduciendo que se encontraba realizando ritos del ayer para logar un convenio con la región de los muertos. Porque le parecía importante que los vivos tuvieran relación con los difuntos de varias generaciones. Cuando el jefe de los policías  le hizo el alto, Fernando Meléndez le respondió en un idioma extraño, haciendo que las fuerzas del orden y del desorden corrieran sin volver  la vista atrás.

Hasta el cierre de esta edición nadie se atreve a ingresar a esa cueva por temor a encontrarse con presencias de ultratumba. Nadie sabe con certeza si en el interior todavía se encuentra el fugitivo Fernando  Meléndez. Nadie se atreve a entrar a ese lugar y se supone que el gobernador de Loreto seguirá sin presentarse a la justicia por los siglos de los siglos.