El galimatías
La guerra civil española y la dictadura franquista ha dejado muchos desaparecidos, cadáveres y fosas comunes de miles de personas. Lamentablemente, en el proceso de transición por diferentes razones, Ortega y Gasset señalaba “que cada época está influenciada por su clima moral”, los partidos políticos que negociaban con los reformistas de la dictadura justificaron la ley de punto final o también llamada Ley de Amnistía. No miraron a atrás, eso no se toca. Ha sido muy escabroso mirar lo que hicieron en ambos bandos aunque en uno más que en otro, de acuerdo con la bibliografía publicada como la de Paul Preston sobre “El holocausto español”. Ha sido un pasado sangriento que las familias de las víctimas [ha sido muy penoso la actuación de la Iglesia católica española en este tema] piden justicia como desenterrar a sus muertos que yacen en fosas comunes y los gobiernos hacen la vista gorda. En la actualidad al gobierno conservador es un tema que le genera más de un engorro, un fastidio que no disimula y niega la posibilidad de ayudar en este empeño. Pero resulta muy contradictorio que este mismo gobierno y el partido de la derecha, el Partido Popular, de cara a las víctimas de la banda terrorista ETA tenga una conducta proactiva no pasiva y de mirar al otro lado cuando se trata de las víctimas de la guerra civil. Convoca marchas, difama, insulta. En estos momentos tienen una patata caliente. Tanto incordiaron poniendo a las víctimas al frente de las marchas que no saben cómo explicarles el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la doctrina Parot, que interpretaba retorcidamente la ley y que el tribunal europeo le ha enmendado la plana al Tribunal Constitucional y al Tribunal Supremo. Así no. El gobierno y la instancia judicial a regañadientes tienen que acatar y cumplir con el fallo judicial, son las reglas en un Estado de Derecho. La utilización de las víctimas es un grave error. En este caso se tiene ojos y oídos para unos y a los otros los ignora. No es de justicia.