El fútbol y la Cruz de Motupe

Que me perdonen los católicos pero ya estaba bueno con eso de la Cruz de Motupe. Soy un fiel seguidor de las costumbres cristianas – católicas en relación de la formación histórica de las tradiciones en el Perú. Sigo de cerca, a veces con admiración a veces con burla inocente y muy propia, las fiestas patronales en distintos lugares del país y asumo que son recursos del turismo para poder estar viviendo “la religiosidad” que en nuestro país  viene envuelta en la venta de lugares, comidas, ruinas, en fin, todo el tamal relleno que viene a constituir una localidad o comunidad cuando se viste de fiesta.

Pero eso de ponerle un nuevo y “muy avanzado sistema de seguridad” a la Cruz de Motupe, un pedazo de huarango restablecido adornado con joyas regaladas por los feligreses que aspiran a tener mayor felicidad mientras más oro cuelgan de ella, es una exageración de la fe moderna. Antes de poner un sistema de seguridad sofisticado y vigilante deben ponerles más cámaras de seguridad a los estadios para que los vándalos que se dicen hinchas asistan más vigilados (lo ideal sería que no asistan, pero si van los políticos ¿cómo negarles su ingreso?) a estos recintos a desfogar su impotencia y esquizofrenia.

Un nuevo sistema de seguridad con “vidrio templado, rayos infrarrojos y cámaras inteligentes” deberían estar pero en estos estadios donde la barbarie del hincha peruano trasluce la impotencia de lo que él mismo no puede obtener con esfuerzo propio en los otros campos de la esfera nacional. Si se trata de ser el más puro y noble de los seguidores del cristianismo – catolicismo, entonces debería darnos vergüenza que esta cruz esté llena de oro y plata y encima el mismísimo cardenal Cipriani vaya a realizarse una misa subiéndose al carro de la propaganda y la salvación del madero del Cristo inmaculado.

Estos ladrones de la cruz que en algo se parecen a los asesinos de los palcos de la “U”, porque en el primer de los casos se mostraron con total impunidad ante los ojos de Dios no importándoles al robar las exequias que colgaban del madero y en el segundo también nacieron, mamaron y practican a diario la impunidad de los abolengos y la historia de una clase igual de idiotizada que la más baja de la nación, que ahora se mostró para campante matar a quien le diera la gana. En este caso a otro de sus iguales pero con diferente distintivo.

Impunes los dos, porque en el primero seguramente Dios dirá que robar oro y plata de un madero no necesariamente representa su idea de cristianismo o en todo caso no se sentirá juzgado por el hecho de llevarse lo ajeno, cuando este ajeno le pertenece al divino que además no le interesa estos minerales sino la fe pura del pueblo. E impune los otros porque aunque todos saben, y ellos mismos en sus fueros internos reconocen que ocurrió en el Estadio crema pero negro por su comportamiento, para ahora posar campantes y pedir libertad sin señas ni antecedentes que seguramente se les dará porque hay dinero para pagar todas las instancias que quiera el sistema.

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1 COMENTARIO

  1. Que dificil debe ser a Ud. expresar sus ideas, sus creencias; escribe tan mal que genera sus propias contradicciones basadas en su falta de limpieza en el lenguaje.
    Amigo, seria bueno solicitar a la direccion de su diario un corrector de lineas y articulos. Los errores son muy grandes, diversos y terribles que ni con fe erratas podria enmendar el sentido de lo que escribe. Aceptar o no esta opinion es optativo, mejorar para los que leen es un prioridad.

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