Por: Percy Vílchez Vela
Desde el museo del Hermitage, ubicado en la ciudad de San Petersburgo, arribó a Iquitos el gato Aquiles. El minino no era cualquier felino y venía precedido de una desatada facultad adivinatoria, de una acusada capacidad de descifrar el porvenir. Antes, en el evento pelotero mundial había tenido unos aciertos que le concedieron renombre y prestigio entre los animales adivinos, los que miraban bolas de cristal, los que leían cartas y otros personajes que se ganaban la vida leyendo el futuro. El gato Aquiles fue traído por un empresario local que quería montar el negocio de la adivinación política como una manera de ganarse la vida. En ese entonces Aquiles estaba un poco gordo y tuvo que sr sometido a una dieta para que pudiera hacer su labor con eficacia.
Después el oráculo gatuno fue ubicado en un ambiente adecuado para que desde allí señalara a los ganadores de las elecciones de octubre del 2018. Todo el mundo esperaba que Aquiles hiciera lo suyo y señalara con las patas los nombres y las siglas de los que se iban a imponer en la mencionada contienda electoral. Pero el gato mostró una apatía, una indiferencia y lo único que quería era comer a toda hora. Aquiles no adivinaba nada y hasta parecía huir de esos candidatos que competían afiebradamente. En vano vinieron expertos en gatos de otras partes de la tierra para ver si podían poner en línea a Aquiles, pero este seguía en lo mismo, sin adivinar nada. Antes del día central de la votación, alguien trató de explicar el fracaso del oráculo.
Era un adiestrador de gatos para el circo que se jactaba de que conocía el idioma de los mininos y dijo en una célebre conferencia de prensa que en realidad Aquiles no podía adivinar nada, porque sus facultades de premonición habían sido alteradas por la abundancia de animales en la campaña. Era imposible que el oráculo de cuatro patas y un rabo pudiera actuar en medio de gallos cacareantes, de piantes pollos, de abejas volátiles, de gatos negros, de cachorros ladradores, de otorongos hambrientos, de toda esa fauna invasiva que representaban a los candidatos.