El escuchimizado expresidente
En los medios de comunicación se publicaba la foto de lejos de un anciano hombre que daba pena. Con el pelo desgreñado, sin lentes, escuchimizado, caminando casi inclinado, descamisado y con un pulsímetro para que le midieran la presión arterial. Era el expresidente Fujimori que mandaba un mensaje a sus acólitos y no acólitos para que se apiaden de él, buscaba la empatía del público a través de las fotografías y de las cámaras de televisión. Pero para cualquier peruano o peruana le viene el recuerdo que esa misma perrería del candidato Fujimori lo hizo en el famoso debate Vargas Llosa- Fujimori, a última hora dijo encontrase indispuesto porque había consumido [y consumado] bacalao. Así mostraba su grácil picardía criolla, era un chino peruano, pendejo, que se las sabía las de quico y caco. Y entonces ese sentimiento de piedad inicial al mirar la foto de los medios que difundían la noticia se convertía en indignación al identificar a ese funesto personaje de la vida pública. Bueno, las circunstancias han cambiado sustancialmente, era el dato que soslayó el exmandatario. Tanto para él y para el país el contexto es otro. El quiso sorprender a todos y salió trasquilado. El mismo truco o trastada no funcionó como él lo tenía pensado. El público en su gran mayoría manifestó que era una añagaza más del exgobernante. Así no. Una situación es exponerse así mientras se tiene el poder donde le ríen todas las gracias [recuerden políticos en ejercicio del poder que cuando bajan al llano no son nadie] y otras cuando la situación procesal era de un imputado por el delito de manipulación de los diarios chicha que hizo en complicidad con Montesinos, su fiel escudero de entonces [hasta vestían casi iguales]. Eran el tándem de la corrupción e instrumentalización de la noticia. Felizmente, los lectores y lectoras abrieron bien los ojos, queremos creer.