Ukamara ojo de serpiente, por Carlos Reyes Ramírez:
En el principio del mundo, según la concepción asháninka, reinaba el agua. Lo fluvial fue la causa primigenia, el sentido del origen de todas las cosas. El poeta Carlos Reyes Ramírez, en el libro Ukamara ojo de serpiente, convierte en divinidad a la portentosa confluencia de los ríos Ucayali y Marañón. De esa manera evidencia un Dios primigenio de los verdores, anterior a la presencia o influencia de otras divinidades venidas de lejos. Ukamara es un ser total y absoluto que se manifiesta desde el primer día del mundo de las aguas y los bosques y ancla en el imaginario de los seres selváticos oriundos. Desde ese trono sagrado, desde esa cumbre inmortal, el poeta articula una visión del devenir amazónico, donde bulle la vida cotidiana de ribereños y urbanos, la biografía personal y familiar, algunos episodios funestos de la historia y columbra el porvenir.
El autor entonces se embarca en un largo viaje a lo largo del tiempo que comienza en la estancia denominada De buhoneros y pájaros. La navegación no es un itinerario físico ni convencional sino que es una incursión espiritual en la barbarie del pasado, donde se evidencia el constante naufragio de la navegación fluvial, representado por el poema Un Barco que se refiere a una nave anclada en algún lugar, sigue con el extraviado juego de barajas como una celebración después de la explotación, del abuso y del saqueo. La historia del despojo se ha repetido a lo largo y ancho de la historia. El peligro de exterminio de los linajes amazónicos ha sido una constante. Pero las estrategias de sobrevivencia, diseñadas por los oriundos, fundamentalmente, impidió el desastre final. El poema Botellas en el patio es una metáfora de la resistencia selvática basada en la manifestación de formas existenciales o culturales.
El balance de ese viaje por el pasado selvático es desastroso. El autor entonces siente el desamparo, la orfandad. En ese abandono busca la redención en el poder de la divinidad oriunda, dando nacimiento a la segunda estancia del poemario, Universo Ukamara. Desde ese momento el poeta se acoge a la visión de esa entidad sagrada, cuna y altura de la vida de toda criatura. Entones acontece una inmersión en los orígenes, en lo genésico y la gerenatriz de la vida en el bosque. Todos los lugares clásicos de la ruralidad: los sitios conocidos, las aventuras, los sembríos, las labores cotidianas de hombres y mujeres, aparecen impulsados por el poder de esa divinidad primigenia. Nada de lo existente escapa a su influencia sagrada.
Pero esa influencia trascendente no es garantía de paz o calma. Porque no faltan las plagas y los conflictos. La muerte no solo es un evento natural, sino la estación de los enemigos de la vida en la fronda. La Amazonía navega en el ámbito de los años al borde del peligro y del horror. Es decir, la existencia bosquesina es una agonía perenne, donde no es fácil sobrevivir. Pese a todo, la tercera y última estancia o capítulo del poemario, Animales de diciembre, es una decidida apuesta por la vida que queda o que viene en el itinerario de los años. El autor recuerda su propia infancia y vuelve a vivir lo vivido en el poema El niño que molía ají, como una declaración de pertenencia definitiva, de opción final.
Entonces asume el pasado con entereza, asimila la tragedia que se fue, reclama un mundo mejor. El poema Preguntas para un nuevo siglo es clave en todo el libro. Es un inventario de inquietantes preguntas sobre el porvenir siempre amenazado por los males de siempre. Es un censo de ardientes interrogaciones sobre los días que vendrán, sobre el porvenir que aguarda a la tierra de verdores. El resto de poemas se refieren a la existencia en el bosque pese a todo. En esa opción destaca la navegación fluvial, presente en los excelentes poemas Constructor de botes y Vocación, como declarado trajinar o trashumancia perpetua por los senderos fluviales como una celebración de la vida desde antes y para siempre.
La obra Ukamara ojo de serpiente es un libro mayor de la poesía amazónica y peruana. Es un libro de madurez donde el autor ha logrado perfilar mejor su concepción del mundo amazónico. Es una obra que integra visiones distintas de la fronda, como un retablo completo de lo divino y lo humano, del origen y el destino, del mito primordial y de la historia, de la vida de antes, de la vida del presente y de la vida del futuro.