El disparate

El nacionalismo catalán es de risa. Sus obsesiones no le dejan ver más allá del los mares [y eso que el Mar Mediterráneo que tanto se jacta tener parece ser el vertedero de Europa como el río Amazonas a la floresta, está muy contaminado por los detritos de las compañías petroleras]. Su tirria al español le ofusca. Le produce alergia, una corrosiva urticaria que le nubla pensar. Todo lo que suene español le parece pesado, digno de tirarlo al traste. Simplemente no lo puede ver. Deberían quitarse por unos segundos esos lentes y verán que el mundo está más allá de sus playas, Gaudí y los burdeles [es una de las zonas de Europa donde la prostitución es un negocio en alza]. Se realiza periódicamente por España una muestra o selección de fotos ganadoras de un concurso. Y esta vez para Barcelona habían seleccionado la foto que aparecería en los carteles de publicidad la de un torero con traje de faena y que había perdido un ojo, él se cubría un poco la cara. Aparentemente era una foto inofensiva. Tenía muchas lecturas y una de ellas es que él torero amén de esa discapacidad ocular seguía en el ajo [advierto que estoy contra las corridas de toros]. Es más alguien podría calificar a la foto como un accidente de trabajo si se quiere. Pero no. La interpretación del Ayuntamiento y de su Alcalde fue que no se podía mostrar esa foto porqué era de una actividad prohibida en esa Comunidad Autónoma. ¿? Casi todos se quedaron perplejos. No daban crédito a la interpretación tan retorcida de su Alcalde, ¿es que la chamba del torero rezuma o exuda a España? En la misma muestra y selección de fotografías ganadoras hay imágenes de niños muertos, por hambre o huyendo de las balas de las guerrillas o ejércitos, y el alcalde marras no pone objeción a esas fotos que lesionan la dignidad de los niños o niñas que aparecen en ellas. El mundo al revés. Habrá que decirle a ese pobre alcalde que respire aire fresco porqué de nacionalismo se puede intoxicar.

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