El día después de mañana

La semana pasada, pude escuchar uno de los discursos más lúcidos sobre la actual situación de Iquitos. La pronunció Víctor Lozano, director del colegio San Agustín, en la presentación del libro “De la Maloca al Partenón”, de Tito Ríos. Me tomo la libertad de compilar un párrafo de aquella encendida pero certera perorata (el texto completo lo pueden encontrar en el último número de Kanatari):

“En el último cuarto del siglo XX, Iquitos ha crecido sin rey ni ley, a golpe de invasiones siguiendo inveteradas costumbres, dirigidas por mafias y permitidas por una autoridad desbordada, incapaz de planificar. El resultado es que ya no hay calles: hay pasajes. No hay plazas, ni espacios para el mercado, para el culto, para el comercio, para la pequeña industria. El taller de metal mecánica martillea al lado de la vivienda residencial. La fábrica de muebles junto a una escuelita. En lugar de estar la industria junto al puerto, los camiones atraviesan la ciudad con sus pesadas trozas y troncos camino de la fábrica triplayera. Tenemos un solo parque para una ciudad de medio millón de habitantes y además con montones de escombros; tenemos sembrado mucho cemento y pocos árboles, un Gran Río para recrear la vista en atardeceres de ensueño, pero privatizado por cuarteles y particulares. Una ciudad rodeada de ríos y lagos pero casi siempre sin agua. Una ciudad, finalmente, ahorcada entre dos inmensos cuarteles militares, que la constriñen, hasta dejar una sola Avenida, un verdadero cuello de botella. ¿Qué es todo esto sino datos ilustrativos de la falta de autoridad, de la falta de voluntad, de la falta de norte?”

Una ciudad ahogada por todos sus costados, con el ruido infernal. Una ciudad, paradójicamente rodeada de árboles y de vegetación, que tiene uno de los peores promedios nacionales de metros cuadrados de áreas verdes por habitante (0.4, aproximadamente, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda como mínimo 8 m/h).

Claudia Cisneros, invitada por Tierra Nueva para sus actividades culturales por el aniversario de la ciudad, escribió también en su columna del diario La República sobre el gran choque que uno se da luego de volver de tiempo y encontrarse con el desolador panorama:

“Es imposible evitar una honda preocupación y desazón por el estado de emergencia en el que parece estar la ciudad. El aire en sus vías es tóxico. Sospecho que una medición ambiental los pondría en apuros. Las motonetas son en gran parte responsables de esta contaminación respiratoria y auditiva. Imposible disfrutar un paisaje sin ser inmisericordemente taladrados por su crispante ruido. Las pistas son huecos con algunas extensiones planas en muchos puntos de la ciudad, y el crecimiento urbano es monstruoso, sucio, desordenado y sin guardar estética con el perfil de una ciudad selvática en un país de economía boyante.”

Resulta importante asumir las consecuencias de este desastre. Miro las últimas revelaciones del representante de la empresa encargada de la supervisión del espantoso trabajo de alcantarillado y nos damos cuenta que tanto la informalidad como la corrupción continúan metiendo sus narices en los asuntos públicos. Y el pueblo parece como anestesiado, ido, en estado de trance mientras todo se cae a pedazos.

¿Estamos esperando que llegue el día después del mañana, cuando el destino nos alcance? Iquitos debe ser declarada en emergencia, cuanto antes, y a partir de ello, un nuevo plan urbano, en el largo plazo, inflexible, se debe trabajar con todos los sectores técnicos y profesionales. La cura será larga, costosa y dolorosa, pero no hay otra alternativa. Cuanto más tarde empecemos, peor será.

3 COMENTARIOS

  1. Es cierto lo que se dice de nuestra ciudad, yo regrese a Iquitos después de 20 años en el 2010 y la encontré destrozada, había crecido sin ningún criterio urbano, caos vehícular, ruidos ensordecedores producidos por moto taxis que corren demasiado y carros que transitan demasiados lentos, el agua lo tienes solo 2 horas diarias, la luz eléctrica se va cada nada, y no sigo porque la lista es larga.
    El caso mas critico que me toco experimentar, a mi criterio, sucedió el año 2012, durante 7 u 8 meses autoridades municipales peleándose por el poder y la ciudad abandonada a su suerte, y lo que mas me llamaba la atención, era la pasividad de la sociedad civil y la población en general, que no reaccionaba ante semejante atropello de autoridades ineptas. El comentario que haces del trabajo del alcantarillado lo refleja todo
    Lo principal esta en tomar conciencia de la crisis muy grave en que se encuentra la ciudad y asumir una actitud de enfrentar sus problemas de manera resuelta y conjunta, organismos públicos y privados, colegios profesionales y todos los que sean necesarios, con un objetivo claro: desarrollo de la ciudad en particular y de la región en general.
    Paco Bardales, no tengo el gusto de conocerte, pero sigo tus comentarios, este tema es fundamental para intentar rescatar a Iquitos de la postración en que se encuentra, ojala tengas respuestas positivas, la ciudad lo espera y pronto.

  2. Los comentarios sobre la situacion de la Ciudad de Iquitos, de gente sana y reflexiva, es una critica constructiva, pero como dice el Hno., Victor parace que la poblacion esta anastesiada y no se pronuncia del malestar, que se vive todos los dias, en la ciudad, que crece, informal y desordenada, sin respeto a nadie, Iquitos, es una tierra de nadie, las autoridades estan como figurettis, no actuan, dejar hacer y dejar pasar, nadie dice nada, y la poblacion rueda siguiendo lo que hace la autoridad.Para nada existen las normas, en todos los campos , los mismos que no se cumplen, alguien debe surgir, como lider y no esperar que otros lo hagan por que las ciudad es un caos y no existe la aplicacion de un plan maestro de desarrollo urbano, economico y social para la poblacion loretana y si lo hay no se palpa, solo esta escrito.

  3. El análisis hecho es pues la cruel y nefasta verdad sobre la situación de Iquitos. Los que no la quieen ver son los causantes y/o los comprometidos en las acciones dolosas que otorgan y continuarán otorgando las consecuencias en la que hemos venido viviendo y que si no se pone el alto a tanto desorden pecaminoso viviremos en gravísimas condiciones y circunstancias. No más autoridades genuflexas y coimeras. Retiren a los invasors de todo el malecón, que toda la mierda que ahí se produce qué empresa la va a tratar? Nuestro querido Iquitos es hoy: la tierra de la gula y la codicia en la mayoría de los aspectos de la vida.
    Y, señor director de este periódico no me ponga que mi comentario espera moderación. Yo podría decirle que el articulo publicado merece «moderación» y, no es así.

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