El dia d

EL DIA D

Entre los tantos feriados del calendario, las fechas rojas y de fiestas, los feriados largos o cortos, los días de guardar o no, las horas para el brindis y el vacilón,  no hay nada más importante que la celebración de hoy. En serio y sin vainas. En toda la tierra es el Día de la  Educación. Las formaciones en patios, los discursos encendidos, las promesas a granel, nos parecen bien. Lo que nos parecen recontra mal son los acostumbrados saludos a la bandera en ese rubro tan decisivo para alcanzar el porvenir, que no es el nombre de una calle sino el futuro que de todas maneras nos merecemos. Y, francamente escribiendo, nosotros, los del oriente nacional, los del tupido bosque cercano, los de los amplios y vertiginosos  ríos, deberíamos por lo menos ponernos a llorar un rato ante la calamitosa situación del frente educativo.

El indicativo más dramático es que por lo menos desde hace 10 largos años venimos ocupando el primer lugar, a nivel nacional, en embarazo adolescente. Ello indica, sin falsas disculpas, sin poses de ocasión, sin ninguna duda, que toda la educación regional está fallando. Esconder la cabeza y hacerse los locos, fórmula ejecutada hasta la fecha, no puede seguir siendo la conducta normal de los encargados de llevar adelante la educación. Los problemas no se solucionan solos, lamentablemente. Hay que hacer algo en serio para no seguir permitiendo la creación de una generación disminuida, prematura, sin un lugar en el futuro cercano.

El día D de nuestra sociedad irresponsable es hoy. No hay otro. Y la importancia de la educación no debería esperar esas 24 horas anuales. Debería  extenderse a todo el año lectivo, día a día, mes a mes. Y debería seguir toda la década hasta que salgamos del flagelo del embarazo adolescente. Hasta que nos convirtamos en una sociedad de veras.